miércoles, 29 de abril de 2009

COPI... QUE?


En una parada de buses camino al norte, este bus tenía en su pantalla electrónica la secuencia de ciudades a las que arribaría en esa dirección. Entre ellas aparecía Vallenar y Antofagasta si mal no recuerdo. Pero la secuencia mostraba también una ciudad que yo no conocía y que me motivó a hacer una llamada para asegurarme de su existencia.
Pero la ciudad de “Copipao” no existe. No es otra cosa que un error de escritura al momento de programar la pantalla. Asumí que quisieron contarle a la gente que este bus incluía entre sus destinos la ciudad de Copiapó.
Si por ventura yo estuviese equivocado y esta ciudad o pueblo realmente existe, por favor me lo hacen saber.
Aunque sería raro que un bus con tan largo recorrido y de una de las empresas de transporte de pasajeros más importante del país, se detuviera en Copipao. Suena como Cumpeo. Y me acuerdo de Condorito.
Exijo una explicación.

AL WEN MOTE...



En todos lados pasa lo mismo, al menos dentro de nuestro querido y delgado Chile.
En una pequeña ciudad, muy parecida a Valparaíso, de estrechas calles llenas de peatones normales (a diferencia de mi puerto lleno de “intelectuales”, “artistas” y alternativos), hay muchos restaurantes que invitan a degustar pescados y mariscos. Este era uno relativamente pequeño a simple avista, aunque no tuve el honor de conocerlo en su interior.
A juzgar por la factura del pequeño letrero en su puerta, parece haber una preocupación especial por la apariencia exterior del mismo. Lo particular es como está expuesta la promoción de este clásico bebestible chileno llamado “mote con huesillos”.
Claro, está escrito en la forma en que se vocifera. Tal como si algún hombre vestido de blanco caminara por la ciudad gritándolo a sus habitantes.
La forma correcta podría ser “hoy, mote con huesillos”, obviamente sin la coma y en la misma dirección vertical, hacia abajo. Incluso podría agregársele el calificativo “rico” antes de la palabra “mote”. Es decir: “hoy, rico mote con huesillos”. Pero estamos en Chile, y aunque a algunos nos parezca normal escuchar “¡al rico mote con huesillos!”, o “¡al rico colemono!”, es muy raro verlo escrito, sobre todo en un letrero muy limpio y bien pintado, muy diferente de la clásica pizarra con faltas de ortografía y letras de distinto tamaño.