lunes, 15 de noviembre de 2010

LO MEJOR Y LO PEOR


Por primera vez en muchas noches de domingo, tuve dificultades para decidir que ver en televisión.

Siempre es bueno recordar que sólo veo canales nacionales y LA Red, UCV y Mega, se ven pésimamente mal, debido a mi ubicación en la ciudad.

Canal 13 con el producto que está salvando sus ahorros, Los 80, compite con Tolerancia Cero de Chilevisión y Animal Nocturno de TVN.

La serie ochentera y sus ya molestas plagas de grillos seguramente mostró más de lo mismo. No le presté mayor atención ya que en el programa de conversación que conduce Matías del Río, el entrevistado central era José Segovia, el presidente electo de la ANFP, mientras que Camiroaga, ayudado por intérpretes del idioma, entrevistaba nada menos que a Olivia Newton John en el canal estatal.

Quise informarme acerca de los cuestionamientos y polémicas que ha arrastrado la elección del señor Segovia para la conducción del fútbol chileno, sin embargo, el encanto de Olivia pudo más.

No hay espacio para dudarlo, encanto es una de las tantas cosas que Segovia no puede comprar con todo el dinero que tiene.

Alcancé a ver una parte de la conversación entre los panelistas estables de Tolerancia Cero, antes que entrara “Cagovia” (como lo bautizó The Clinic), pero ese debate se centró en la posible intervención del gobierno en su elección, no exactamente en él.

Le puse todas las fichas a la entrevista de la actriz y cantante de “Grease”, en la que además intervino Karen Doggenweiler y, en último momento el minero Edison Peña.

El encanto de Olivia me dejó pegado a la pantalla, se expresó tal como canta. Y canta tal como antes. Su cara no esconde el paso de los años y sus ojos transmiten esa ingenuidad que no parece haber perdido desde la película con Travolta.

Entre preguntas muy simples y un prolongado mensaje a las mujeres chilenas, acerca del cáncer de mamas, enfermedad que ella sufrió y superó, conquistó al público sin siquiera cantar una nota. Y eso que había un pianista en el escenario que, como música de fondo recordaba algunos éxitos suyos.

Pero ahí apareció el minero Peña. Contó su pasó por la televisión yanqui y sus improvisadas y débiles imitaciones de Elvis. Igual me entretuvo, pero Olivia aun estaba ahí sentada.

Tanto meter al rey del rock en la conversación, desarrolló la imaginación del halcón matinal, esbozando la idea de un dueto entre Presley y la inglesa cantante. Edison Peña, en un detalle que me sorprendió, comenzó a entonar las primeras líneas del tema “Summer nights” en un clarísimo inglés (recuerdo que su imitación de Elvis no cuenta con un conocimiento de las letras de los temas) y justo en el tono original, absolutamente solo, sin acompañamiento alguno, a lo cual Olivia respondió siguiendo con su parte, sentada, sonriendo (quizás tan sorprendida como yo) y tan afinada y dulce como toda la vida ha sido.

Cantaron solo un trozo, el pianista apenas alcanzó a acoplarse, pero bastó para sorprender al mismo Felipe, quien dijo que no había sido capaz de hacerla cantar en toda la entrevista (tal vez establecido por contrato) y el minero lo había logrado, así como así, en un par de segundos.

Que tan importante puede ser ir a Estados Unidos a dar una entrevista y correr una maratón, si acá mismo, en su propio país, se transformó en el único chileno que pudo cantar con Olivia Newton John.

Genial, un lujo que cualquier programa de televisión hubiese querido tener en exclusiva.

Pero no todo es perfecto.

No me ensañaré con el grupo de lolas que salieron cantando (doblando) un tema, ya que entre ellas había una muy linda que tiene la discapacidad de no tener desarrollados sus brazos. Y no me ensañaré, ya que finalmente todo giró hacia un mensaje de apoyo a la Teletón de este año. Lo de la canción fue una anécdota.

Sin embargo el punto más bajo, el más débil y que, lamentablemente no desaparece del programa, es la participación de “Las Natalias”. Estas mujeres de igual nombre, aparecieron vestidas con una sobrecargada moda ochentera. La respuesta a estos extraños atuendos era que la competencia estaba ganando en rating y que había que ponerse a tono pues a la gente le gustan los 80’. Bien raro el argumento, por decirlo de alguna forma.

Fomes. Pero muy fomes.

Una de ellas, actualmente participa del programa “A/Z” junto a Fernando Larraín y la otra, participa, aunque no sé si aun lo hace, en el programa de Chilevisión “El club de la comedia”.

Una característica que tienen, es absolutamente heredada del programa humorístico mencionado. Me refiero a lo forzado y sobreactuado de sus libretos y actuaciones. Con un lenguaje y una apuesta bastante atrevida, no suenan ni siquiera irónicas ni mordaces como parecieran querer ser apreciadas. Por momentos se quedaron en blanco y disimuladamente involucraron a Camiroaga en el tema, a la manera de los payasos, cuando siempre hay un personaje serio que se llama “bandejero”, cuya función es dejarle literalmente “en bandeja”, mediante frases o comentarios serios, el espacio para que el otro los tergiverse o responda mal o con un chiste. Pero creo que no funcionó. El halcón también se vio medio confundido. En fin.

La pobre presentación de estas muchachas termina con una canción, la cual usa la base musical de “La voz de los ochenta”, pero con otra letra.

Y seria todo.

Las Natalias están trabajando y eso lo respeto, pero la rutina es mala, creerse el cuento de ser irónicas y deslenguadas les sale muy forzado y sobreactuado. Falta ensayo, falta una propuesta seria, trabajada, estudiada, una rutina breve igual puede tener cambios de ritmo. Acá las dos hacen lo mismo cuando podrían, perfectamente, jugar dos roles diferentes como la tonta y la sabia, la fácil y la pacata o, simplemente, la seria y la chacotera. Basta revisar algunos dúos exitosos en la historia del humor del mundo. No pueden ser ambas iguales.

Fue lo más malo de esta noche.

Qué pena tener que ver algo así después de haber visto y escuchado a Olivia Newton John.


martes, 9 de noviembre de 2010

MAS NOBLE QUE UNA "CH"


Una fugaz revisión de un noticiero, me mostró algunos de las últimas modificaciones que ha hecho la RAE a nuestro idioma. Es probable que cuando esté más informado pueda comentar algunas de ellas, pero por ahora solo me referiré a la que más se publicitó en televisión.
Entiendo que la Real Academia Española, establece las normas para el uso correcto de nuestro idioma, el cual es hablado en muchos países, en algunos más mal que en otros.
En las noticias se mostró una improvisada encuesta callejera, en donde la gente opinaba acerca de que la palabra “Chile”, el mismísimo nombre de nuestro país, desde que entren en vigencia estas nuevas normas, empezaría a escribirse con “C”, en lugar de “CH”. Se mostraron imágenes de archivo en donde grupos de personas gritaban el “ceachei”, esta manifestación que no nos deja un segundo tranquilos y que siempre encuentra la situación para imponerse.
Mientras se cuestionaban algunas personas por el grito y su eventual escritura o pronunciación, me quede pensando que el grito no se ve para nada afectado con este cambio tan raro. Claro, si antes uno podía deletrearlo “CH – I”, y pronunciarlo así, también uno puede, con la misma energía de nuestro grito característico, decir “C – H – I”, e igualmente está bien dicho, creo yo.
Pero luego de unos pocos minutos, y buscando como podría afectarme en la vida esta nueva norma, encontré una terrible secuela.
Sería muy chocante ver que uno de las imágenes más fuertes de nuestra infancia, que representa al más importante antihéroe que yo conocí en la televisión, ya no será la misma.
Cómo voy a permitir que la RAE, que también está presente en México, modifique el escudo de aquel ser más ágil que una tortuga y más noble que una lechuga. Me niego a creer que el corazón impreso en el pecho del Chapulín Colorado, presente una gigantesca “C”, en lugar de la “CH” que tan característica ha sido desde que yo tengo memoria en televisión. Hay que recordar que el Chapulín fue el primer personaje de Chespirito, pocos años antes que el Chavo del 8.
Siempre se le consultó a Roberto Gómez Bolaños, a qué se debía qué gran parte de los personajes o accesorios usados en sus series los bautizara con nombres que empezaban con la letra “CH”. Algunos ejemplos de ellos son “Chaparrón Bonaparte”, la “Chimultrufia”, el “Chómpiras”, el “Chipote Chillón”, el doctor “Chapatín”, las pastillas de “Chiquitolina”, en fin, hay varias más. Ante esta pregunta él siempre respondió que al comienzo fue una coincidencia, pero que luego lo empezó a tomar en serio y lo hizo con intención.
Pues bien, ahora resulta que todos esos nombres comenzarán a escribirse también con la letra “C”. Lo triste de esto es sacarme la imagen que tengo en mi memoria de ese corazón gris claro, casi blanco con una gran “CH” gris oscuro, casi negro, que el Chapulín Colorado cargo siempre y que copaba la pantalla de mi televisor (y digo con propiedad “mi” televisor), imagen que pronto cambió por un corazón amarillo y una “CH” roja.Ahora el corazón debe llevar una “C” en el centro, me niego a aceptarlo

lunes, 8 de noviembre de 2010

PERDIDO !



Un ciber café, casi al final de la Avenida Argentina, demuestra en su letrero hacia la calle, haber obtenido el nombre a partir de esta popular serie norteamericana.
Nadie puede negarlo, no sólo basta ver el nombre escrito en inglés, además la gráfica del fondo muestra claramente un paraje isleño, fácilmente asociable a las locaciones en las que se grabó la serie. La isla en donde los protagonistas se habían perdido, o al menos algunos rasgos de ella, hacen el fondo en donde un sencillo microempresario, escribe la palabra “¡LOST!”, en un perfecto inglés salvo por un detalle que el idioma de los gringos no contempla: tanto los signos de interrogación como exclamación, en el idioma inglés, sólo se escriben al cerrar las oraciones. El concepto de “abrir pregunta”, o “abrir exclamación”, no existe en ese idioma. Entonces, la forma correcta de escribirlo es “LOST!”.

COLACIO + $200 = COLACION = $1.600.-


Muy poca sensibilidad tienen las brochas gordas, por eso se diferencian con los pinceles. Esto no lo sabía quien escribió con gruesos trazos estas anchísimas letras, para publicitar lo que se puede comer en la fuente de soda. Este local se llama La Cascada, y está ubicado en calle Bellavista esquina O’Higgins.
Bueno, olvidé mencionar que una de las cosas que allí se promociona por la siempre módica suma de $1.400.- es una “COLACIO”. Supongo que si pido una “COLACION”, podría costarme unos $1.600.-, considerando que al parecer cada letra de la palabra tiene un valor de $200.-

POLLO AVE JADO


Está más que claro que en este restaurant, cuyo nombre no amerita ser destacado aquí, aceptan como forma de pago los cheques Sodhexo, de ahí la escritura repetitiva de la marca que provee este servicio cómodo y conveniente.
Además de eso, tenemos que dentro de este económico menú, se encuentra el siempre apetitoso pollo arvejado. El delicioso pollo rodeado de estas pequeñas esferitas verdes llamadas “arvejas” y no “arverjas”, se denomina “pollo arvejado” y no “arverjado” ni “avejado” como dice el precario aviso de este local.

COSTO TRABAGO


La vieja y querida mala costumbre de llenar de puntos los avisos. Ocurre con frecuencia en este tipo de avisos hechos a pulso y que promueven el arriendo de piezas o pequeñas casas.
Tan particular como la excesiva puntuación, que sin duda es un error gramatical notorio, es la escritura de la forma verbal “trabajen”, claramente escrita como “trabagen”.
En la unión de la “g” y la “e”, la letra del gato se pronuncia muy parecido a la “j”, pero el verbo “trabajar” es regular y en todas sus formas, la “j” no se rinde y permanece ahí todo el tiempo. La persona que escribió esto, probablemente no hiló tan fino y simplemente no tenía por qué saber eso. Pero a la vista es un poco chocante. Como algunas conversaciones de chat en donde he visto esta misma palabra. Ahí no es perdonable.