viernes, 28 de noviembre de 2008

FARKASILANDIA


Se pueden escribir y ya se han escrito una infinidad de cosas acerca del recientemente conocido empresario Leonardo Farkas. Este mal denominado “hombre orquesta” tiene una condición que me confunde un poco.
Muchos ya conocemos algo de su historia gracias a los medios que se han empeñado en hacer crecer su figura públicamente. No me voy a extender opinando sobre sus posibilidades como pre candidato presidencial. No cuestionaré ni defenderé la forma en como él ha logrado tener lo que parece que tiene. Tampoco opinaré sobre el fondo y la forma de sus propinas.
Sólo tengo una pequeña duda.
De todos los empresarios que he conocido (no muchos) o que he podido ver por ahí, nunca había visto alguien que tuviera tanto efectivo en sus bolsillos.
Aun con todas las necesidades que tengo, no está en mis planes ponerme a la fila para que Farkas me regale diez lucas. Ni veinte. Pero la cantidad de billetes que debe tener en sus bolsillos debe ser considerable.
Un empresario clásico llevaría en su billetera sólo la chequera y muchas tarjetas bancarias de crédito y débito, pero nada de efectivo. Las propinas de un empresario deben ir incluidas en el monto que paga con la tarjeta, o en el valor final por el que emite un documento. Es muy raro que en los bolsillos alguien lleve diariamente, según mis cálculos, más de doscientos mil pesos. Es decir, puede ser, pero alguien que tiene tanto dinero y hace muchos gastos, tendría que estar asistiendo al banco o a un cajero automático todos los días. Eso siempre y cuando no fuera mayor a doscientos mil pesos la suma que tiene en sus bolsillos a diario.
Es un empresario atípico en esos términos.
Es muy raro tanto billete en los bolsillos para alguien que maneja un Rolls Royce. En fin, yo tengo una sola tarjeta y está reventada, así que no me vendrían mal doscientas lucas diarias en mis bolsillos.

¿QUIEN TRAGARA LAS MONEDAS?




Qué se le va a hacer. Entre la impresionante oferta y demanda de aparatos de telefonía celular y la proliferación de los centro de llamados, además de los teléfonos públicos dependientes de locales comerciales, los clásicos “teléfonos públicos” han cambiado.
Yo alcancé a conocer los amarillos con teclas negras, muchas veces, por no tener teléfono en casa, llamé desde ellos usando monedas de diez pesos, cuando la llamaba costaba veinte pesos. Los aparatos azules eran de las mismas características, sólo cambiaba el color, claro que esto significaba que ese aparato permitía hacer llamadas de larga distancia nacional.
Muchas veces entre los amigos aplicamos la técnica de la aguja para evitar el cobro de la llamada, la cual, además de pasar a ser gratis, era de duración infinita. Si alguien está interesado o interesada en saber cual es esta técnica, puede solicitar más información por la vía del comentario y en otro capítulo la detallaré.
Un gran acontecimiento nacional, reflejado en los noticieros, fue la llegada de los famosos y efímeros “teléfonos públicos inteligentes”. Unos aparatos feísimos de tonos grises y metálicos que traían como novedad una pantalla (también gris) donde uno podía ver el número que estaba marcando o si el teléfono presentaba algún problema. Pero eso no era lo inteligente del aparato. La gracia era que bajo la pantalla, tenía escrito su número telefónico. Esto permitía la realización del milagro: recibir llamadas en plena calle sin pagar nada.
La primera vez que vi uno de estos fue en Santiago, obviamente, de vuelta en mi región conté a todos en mi casa que había estado frente a uno de estos nuevos juguetes, que más tarde se apoderarían de nuestras veredas y plazas.
Por más que tratamos en muchas ocasiones, nunca pudimos utilizar la técnica de la aguja y menos la alternativa que significaba pelar el cable (en estricto rigor) y dejar el cordón del auricular con los cables a la vista en estos aparatos “inteligentes”. La desilusión fue acrecentándose cuando veíamos con tristeza que cada vez eran menos los teléfonos amarillos en mi ciudad y, por lo tanto, menos las posibilidades de recuperar el dinero que el monopolio de la telefonía en ese entonces nos robaba.
Poco a poco estos aparatos también fueron desapareciendo, pero el sistema de recepción de llamadas se mantuvo, esta vez, con otros aparatos un poco más grandes y más toscos, algunos diseños de color celeste fuerte y otros blancos (estos con pantalla amarilla) que imponían su presencia, seguramente, por estar preparados para soportar robos, maltratos o trampas. Más de una vez, en uno de los celestes que me tragó la moneda sin poder concretar mi llamada, metí la mano con los dedos hacia arriba por donde debía devolverme el importe que había depositado y me encontré con la sorpresa de sacar un trozo de esponja desde ahí. Lo bueno de eso era que al sacar ese cuerpo intruso caían muchas monedas que muchas personas ya habían perdido.
Tiempo después conocí un sistema que no voy a detallar pero que ha sido lo mejor que me pasó telefónicamente hablando. Pude llamar sin costo, ilimitadamente y desde mi casa a cualquier teléfono del mundo. En eso estuve casi un año.
Luego tuve mi primer celular, en el verano del 98. Todos los que sabían me llamaban. Nunca sabía quien me llamaba pues en la pantalla sólo aparecía la palabra “Call” mientras sonaba uno de los cuatro tipos de “ring” que tenía el aparato. Claro, la llamada a celular tenía el mismo valor que la llamada local, total era yo el que pagaba $350.- el minuto hablado y recibido.
Bueno, han pasado muchos años ya, los equipos celulares, que todavía sirven para efectuar y recibir llamadas se han tomado mi país y las compañías de telefonía básica han perdido la batalla contra la delincuencia y contra quienes hacen trampa en sus aparatos públicos (yo me incluyo, al menos en mi juventud). La destrucción de los teléfonos públicos ha sido un tema sin resolver y un aporte que la ciudadanía nunca valoró, sobre todo considerando que los números de emergencia siempre se han podido discar de forma gratuita. Alguna vez también colaboré con la destrucción de algunos de ellos, pero en otra ciudad. Eso pasaba cuando no diferenciaba entre los 5,2° y los 35° alcohólicos de las botellas.
Era joven.
En esta pérdida de la batalla, las compañías (si es que eran más de una) optaron por darle facilidades a los pequeños empresarios para adquirir teléfonos públicos y ubicarlos en sus negocios. De esa forma siguen percibiendo dinero, pero ya no por las llamadas efectuadas, si no por la compra, arriendo o concesión de los aparatos (qué se yo cómo funciona). Entonces el problema pasa a ser del encargado y, obviamente, él deberá cuidarlo si quiere recuperar la inversión logrando que sus vecinos hagan sus llamadas desde ahí. O sea, un cacho menos para las telefónicas.
Yo le pregunté a uno de los muchachos que aparece en la foto (tomada el jueves 27 de Noviembre en calle Condell esquina Huito, donde está la escalera mecánica) si este trabajo era para renovar la instalación de un teléfono público, él me contestó que no. Sólo estaban sacándolo de ahí, y de una forma muy artesanal según pude ver. Le hice la pregunta para hacerles notar a ambos que iba a tomar una foto, por si no querían aparecer y hacerse famosos en mi blog.
Todo indica que esta será la tendencia. No sé si alguien todavía echa monedas en un teléfono de la vereda, de esos con techo, que no tienen a nadie para reclamar en caso de que algo pase con nuestra moneda.
Está claro que preferimos echarle la culpa a alguien por un desperfecto que agarrar a patadas un teléfono que no tiene encargado.
Los teléfonos en la calle no tienen usuarios y es probable que desparezcan. A pesar de ser un nostálgico asumido, a mi no me conmueve tanto. Después de todo, aun conservo un auricular de la telefónica Manquehue que arranqué una noche de 1993, creo que en Providencia.

AVISO


Este letrero se encuentra en casi todos los edificios que tienen un ascensor y escaleras como acceso a pisos superiores.
El detalle está en que este edificio, como muy pocos de la ciudad de Valparaíso que aun tienen en uso los elevadores antiguos, de esos que se cierran con reja, todavía conserva lo que parece ser el letrero antiguo, si es que no es el original.
Se trata del edificio Germania Araucanía, ubicado en calle Condell a metros de la Plaza Anibal Pinto.
La advertencia de que hay escalas en el edificio, lo cual libera de responsabilidad al propietario en caso de accidentes en el ascensor, es un aviso muy repetido, pero este es muy diplomático, a la vez que su redacción, tipografía y enmarcado es un trabajo que ya no se ve en ningún tipo de aviso público.
Ese es el detalle que quise guardar en este espacio, donde siempre hay algo para mi puerto.

martes, 25 de noviembre de 2008

"... SI NO AYUDA A LIMPIAR..."


Ya pasó el paro de los funcionarios fiscales, la semana pasada.
Lo que yo entiendo por paro es super simple, la gente deja de trabajar y los servicios públicos dejan de funcionar. Esto pasa a convertirse en una presión para el gobierno puesto que los usuarios de estos servicios ven comprometidas las soluciones a sus problemas. Entre los más destacados están los problemas por la falta de atención médica pública, la no recolección de la basura desde las calles (excepto por ejemplo en Viña del Mar, donde el tema del aseo está concesionado) y para algunos, el cierre momentáneo del servicio de impuestos internos.
Un posible problema sería que alguien tuviera que timbrar boletas para su negocio. Otro problema es que un enfermo grave llegue a un hospital y el único médico o la única enfermera esté ocupada y tenga que esperar mucho tiempo (más del que se suele esperar) para ser atendido.
Afortunadamente sólo me vi afectado por la no recolección de la basura, teniendo que hacer un sacrificio en nombre de la ciudad y evitar lo más posible sacar mi basura a la calle, ya que los basureros gigantes de la calle estaban absolutamente colapsados.
Así son los paros, se deja de trabajar hasta que se soluciona el problema entre los dirigentes y el gobiernos por platas más o platas menos. También se hacen marchas para demostrar que el descontento es general y que no es sólo el antojo de algunos. De pasadita, se le deja en claro al resto de los ciudadanos de qué se trata el problema y el por qué de las incomodidades que están sufriendo.
En el fondo, se “deja de hacer” el trabajo, y se cambia por un trabajo comunicacional y socialmente activo.
Pero ¿qué pasaría si llega el enfermo al hospital, y sólo por maldad o por hacer daño, en lugar de “omitir” su atención por estar en paro, además se le inyecta alguna sustancia que lo agrava mucho más?
¿Qué pasaría si el dueño de un pequeño almacén no puede timbrar boletas por estar en paro el SII, y apenas se soluciona el problema aparece un inspector y lo multa por no estar emitiendo las boletas y entregándolas a sus clientes?
Bueno, sería muy desafortunado que algo así ocurriera, sin embargo ocurrió.
Hace unos días, en plena marcha por avenida Pedro Montt, desde un móvil que yo no vi, se arrojó una impresionante cantidad de basura a la calzada misma.
Obviamente después de un par de días de paro, la basura que se arrojó ya estaba en un proceso de descomposición que todo quien caminó por el sector pudo percibir sin mayor esfuerzo. Si a eso le sumamos la altísima temperatura de esa tarde, el espectáculo en pleno centro de mi puerto, era asqueroso. Mucha gente caminando que tapaba con su mano su boca, como pretendiendo evitar el mal rato. Si hasta tuve que reconocer las ganas de vomitar que logré manejar.
Los porteños ya teníamos suficiente con la impresionante cantidad de papeles que los marchantes provenientes de muchas partes del país desparramaron por el centro de este puerto, concientes de que nadie iba a retirarlos. Como si eso fuera poco, además, alguien se tomó la molestia de vaciar gran cantidad de basura orgánica y descompuesta en la calle.
Me parece un acto de muy mal gusto, el paro ya es incómodo para los usuarios de los servicios, pero no podemos evitarlo. Los beneficiados con la protesta piden que uno piense en sus paupérrimas condiciones salariales, con el mismo grado de solidaridad ellos podrían pensar en el resto de la gente que no quiere respirar ese gas tóxico en esta ciudad patrimonial.
Ahí el paro dejo de ser por omisión del trabajo para pasar a la acción contaminando mi aire, sabiendo que nadie limpiaría semejante cantidad de basura. Los vehículos pasaban por sobre el montículo de desechos mientras al final, nadie respondió por tal acción. Gracias por no romper la ciudad.

martes, 11 de noviembre de 2008

LO QUE VEMOS




¿Por qué los precios de todos los productos en los supermercados, grandes tiendas y boliches diversos son terminados en 9 o en 90?
Los conflictivos champiñones ahora tienen un precio de $ 599.- La Coca Cola de 1500 cc en el Santa Isabel cuesta $ 659.-
Estos productos pequeños siempre tienen precios terminados en 9. Pero si esos mismos productos, los compro en algún negocio menor, nadie se complica. Las callampas comibles estarían a $ 600.- y la gaseosa a $ 660.-
Si pretendo acceder a otro tipo de bienes, por ejemplo un par de zapatos, es probable que su precio se lea como $ 21.990.-
¿Cuál es la idea? ¿Que creamos que en el supermercado, los champiñones cuestan cerca de $ 500.- cuando en realidad el valor es $ 600.-? Cualquiera sabe que ese par de zapatos cuesta $ 22.000.- y no menos que eso.
para esta explicación puede aparecer algún estudiante de economía, o alguien entendido en el tema. Sin embargo hay un caso que refuerza mi convicción de que algunos empresarios están seguros que la gente es huevona.
Claro, porque en este otro caso, no se trata de precios de ninguna especie. Es decir cualquier teoría económica acá no tiene sentido. Lo que sí tendría sentido sería especular alguna estrategia de marketing. Pero siempre partiendo de la base de que todos somos un grupo de imbéciles.
Por un tiempo estuvo muy de moda que muchas de las farmacias más grandes del país, tuvieran sus puertas abiertas durante toda la noche. Ahora ya no es así, incluso en Valparaíso hay sólo una que abre todo el día y noche. En Viña del Mar hay dos que mantienen esa buena costumbre. Seguramente no era muy rentable, pero ese no es mi problema. Lo que sí es mi problema es que tengo en la memoria dos sucursales de la farmacia Ahumada, una en Avenida Libertad, en Viña y la otra en Valparaíso, como parte de la estación de servicio Shell, en plena Avenida España.
El letrero que antes decía “abierto las 24 horas”, ahora no dice eso, pero mantiene el interés en su gráfica, haciendo creer lo mismo, con un objetivo que no comprendo, pero informando que el local está abierto “hasta” las 24 horas (como la foto).
Tampoco entiendo la razón de un número 24 tan grande, que puede hacer pensar que esta abierto toda la noche. ¿Para qué?

CHAO NO MAS...



Y se acabó la maratónica teleserie Lola.
Según el mismo canal 13 fueron mucho más de doscientos capítulos. Debe ser la telenovela más larga de la historia de las producciones chilenas.
Gran parte del elenco terminó anticipadamente de grabar, las situaciones fueron mutando de divertidas a absurdas, la historia central ya había dejado de serlo y, me atrevo a decir, que Blanca debió recibir una buena suma de dinero para seguir con esta tortura, ya que si ella se iba, era muy probable que el fracaso que terminó siendo esta serie se habría anticipado hartos meses, lo que yo habría agradecido mucho.
Nunca existió el beso lésbico entre Grace y Lola que yo esperaba como final hace muchos meses, mediante el cual esta última se volvería a convertir en Lalo y todos serían felices para siempre. Yo pensé que canal 13 me iba a sorprender con el triunfo del verdadero amor materializado en ese final. Nunca fue.
Recuerdo el año 90, el final de la teleserie “Te conté”. El Amalfi, el lugar donde comíamos completos en la avenida Playa Ancha después de clases, estaba absolutamente lleno hasta la puerta. Todos tratábamos de tener acceso visual al antiguo televisor para ver si es que el personaje de Bastian Bodenhofer, recién operado de la vista, cumpliría en el último capítulo, su sueño de ver.
Le sacaron la venda de su rostro y en el lento proceso de abrir los ojos y fijar la vista, asume que la operación no ha dado el resultado que el esperaba. En realidad, el final que todos esperábamos. Pero no fue. El protagonista no cumple su sueño, la serie termina con él no vidente y su pareja (que no se por qué no recuerdo) paseando por la orilla de una playa tomados de la mano.
Un final triste, pero creíble.
En cambio Lola nos muestra una iglesia, donde se casan los protagonistas y en donde todas las demás parejas están sentadas tras ellos tomados de la mano, sonriendo, por los novios y por ellos mismos. O sea, el triunfo del amor. Sí, el mismo triunfo del amor que yo esperaba en un beso censurable por el canal, acá se dejaba ver como se ha hecho tres mil quinientas setenta y cinco veces en la televisión cebollenta de toda América Latina. Hasta el personaje más insignificante aparece enamorado y con pareja tan rápido como el lunes se convierte en martes, cuando la serie terminó.
Debo reconocer que en algún momento le tuve fe a Lola, pero hace mucho tiempo atrás. Yo creo que la seguía viendo a veces para poder un día escribir algo sobre ello.
Lo único rescatable, la belleza inconmensurable de Catherine Mazoyer. La actriz detrás de la bipolar “Romina”. Yo he conocido mujeres que peinan la muñeca, pero si alguna hubiera tenido ese aspecto, me habría casado igual no más hace rato. Realmente hermosa.
Bueno, como para poner la guinda sobre la torta, este domingo me encuentro con una noticia, en el mismísimo canal 13, que publica el resultado de una encuesta. Se trata de un sondeo de opinión que realizó una empresa especializada en estas consultas y la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ambas instituciones concluyeron después del estudio, que a pesar de lo común que se está volviendo la convivencia entre las parejas, obviamente en desmedro del matrimonio, los enamorados siguen prefiriendo casarse.
Estoy acostumbrado a dudar de las encuestas que me muestran las noticias, pero que la Universidad Católica, mediante el noticiero de su propio canal de televisión me asegure semejante conclusión, es casi para la risa.
Esta información estuvo apoyada por breves notas tomadas de personas en la vía pública. Todos los entrevistados aseguraban que el matrimonio es mejor que vivir así no más. Ninguno opinó lo contrario. Además concluyeron que el hombre es más feliz que la mujer dentro del matrimonio.
La noticia en sí no amerita mayor comentario de mi parte, me parece más una anécdota con características de mensaje desesperado en favor de la familia. El problema es que a estas alturas de la historia, hay muchos tipos de familia que la iglesia desconoce.
Por eso nunca vi a Lalo Padilla embarazado, porque el embarazo se lo llevaba el cuerpo de Blanca, no el personaje, lo cual es muy raro. Por eso todos los matrimonios en los finales de teleserie son por la iglesia, nunca por el civil. El matrimonio es para las instituciones católicas, solo un gran rito, lleno de símbolos y colores. Algo muy lejano a la convivencia entre dos personas que se aman y que pagan las cuentas, el arriendo y la mercadería juntos. La vida real no está en las iglesias de las teleseries de canal 13. Si Lola y sus amigos hicieron tantas locuras durante la comedia, no es tan necesario que el final sea un mensaje serio. Y menos el mismo de siempre.
Es mejor rellenar las noticias con la promoción de eventos culturales, no con esos “dedos en la boca” (por decirlo de forma elegante) que nos pretenden meter disfrazados de noticias. Estamos llegando ya al 2009, por si no se han dado cuenta. Los chilenos cada día somos menos estúpidos. Creo.

MULETILLAS NOTICIOSAS


Sigo escuchando frases noticiosas en la televisión.
Ante cualquier tragedia, los periodistas que se encuentran en el sitio mismo del hecho, siempre se refieren a las reacciones de los familiares de las víctimas fatales como: “…escenas de profundo dolor se vivieron...”.
Parece que los periodistas de la calle se copian entre ellos.
Otra gran muletilla de la televisión se usa mucho en los entrevistados. Tiene muchas variantes, pero la más usada es “...resulta de que.....”.
Mal.
“Debo aclarar de que...”, “hay que decir de que...”. En fin, hay varias formas de usar mal la preposición “de”.
Se supone que al usar el “resulta” en una frase, lo que resulta es algo, no “de” algo. Por ejemplo, “...resulta que el tipo no llegó a la hora...”. “Resulta que...”. Eso es todo. La preposición está demás.
Algunos ejemplos mal dichos:
“...Hay que decir de que...”
“...Cabe destacar de que...”
“...Importante es señalar de que...”
“...No debería ocurrir de que...”
“...Eso significa de que...”

Para la gente de la televisión, sobre todo los eventuales entrevistados, ese “de” no se usa ahí.
Ya vendrán más en la medida que sigo viendo noticias.

jueves, 6 de noviembre de 2008

"I HAVE A DREAM"


Los habitantes de los Estados Unidos de América no son , necesariamente, los culpables de la fama que tiene su país acá en estas latitudes y en muchos otros lugares del mundo. Técnicamente si ellos eligen a quienes los gobiernan, en parte si lo son.
Si al país se le asocian muchas de las calamidades del mundo, gran parte de la gente allá, no es responsable de eso.
Aun así, en la supuesta “tierra de las oportunidades” viven todos ellos:
Los que apoyaron el golpe de estado en Chile y en general las grandes dictaduras latinoamericanas, los que supuestamente atentaron contra su propio núcleo económico como el World Trade Center el 2001, los que atacaron el mismo año, el pentágono para hacer creer al mundo que fue Osama, los que inventan guerras para inventar héroes, los que intervienen y extorsionan países y gobiernos más débiles, los que tienen a todo el mundo comprando sin dinero, los que tienen un imán para atraer inmigrantes de todas partes del mundo, los más poderosos del mundo, los que hostigaron y mataron a John Lennon, los dueños de la CIA (organismo que parece que sólo se dedica a matar gente en todo el mundo y nada más), los que derrocaron a Saddam, los que enviaron a niños a morir a Vietnam, los que ocultan toda la verdad sobre la vida extraterrestre, los que filmaron una película para hacer creer al mundo que el hombre llegó a la luna, los inventores de Rambo, Rocky, Superman, Batman, Mickey Mouse, Warner Bros., United Artists, los mafiosos, todos amigos del clan Sinatra, los que mataron a Kennedy, los que le dispararon a Reagan (no pensarán que fue un solo tipo y por amor...), los que mataron a Elvis (no fueron las drogas), los dueños de los primeros Ford, los que sabotearon Woodstock bombardeando nubes para que lloviera, etc., etc.
Ellos pueden ser los peores, así lo indican todos los rumores, mitos y leyendas de la historia mundial, pero es un país, como tantos otros. La “globalización” nos tiene ligados a ellos, los tratados y negocios hacen que en este pequeño país donde yo vivo, se haya visto por televisión la más reciente elección de presidente en los Estados Unidos.
Curioso miraba yo la transmisión televisiva mientras trataba de traducirme simultáneamente las palabras de Barack Obama.
Aunque pueda parecer un país de mierda para algunos, o el país de las oportunidades para otros, o el lugar de vacaciones para otros más, yo me preguntaba, independiente del discurso triunfalista que hace un candidato vencedor, en cualquier país del mundo, ¿qué estará pensando Martin Luther King? ¿qué diría Malcom X si viera el color de la piel del nuevo presidente?
Más allá de si es demócrata o no. Más allá de su mismo nombre, o de cómo hará su trabajo, este presidente es un hito para el mundo. Después de que Jesse Owens en 1936 ganara medalla de oro en Berlin, en la misma nariz de Hitler, la presidencia de Obama en E.E.U.U, desde Enero de 2009, es una señal que aun no se dimensiona.
¿Cuántos años pasaron desde que se abolió la esclavitud? Los que celebraron ese hecho ¿cómo verán esta noticia desde el cielo?
Falta mucho por recorrer aun. No sé quién es Barack Obama y me da igual. Pero ya es parte de una nueva historia.

FACEBOOK


De un tiempo a esta parte se ha hecho recurrente encontrar, en algunos portales de noticias o, sencillamente en los sitios de algunos diarios de circulación nacional, una noticia o nota relacionada con el ya sobreexpuesto fenómeno del “facebook”.
Me incluyo entre los millones de seres humanos que pertenecemos a esta gran bola de nieve, y que tratamos de sacarle partido de una u otra forma. Para eso está.
Aun hay personas que lo usan como un fotolog un poco más desarrollado. En fin, cada uno le da el uso que estima conveniente.
Como todos los avances que ha tenido la red en su breve historia, este espacio no ha estado exento de polémicas, críticas, detractores y fanáticos que lo odian y que nunca participarían de él. Una de las razones que leí por ahí, dice que esto no es otra cosa que una estrategia imperialista que pretende conseguir las bases de datos de muchas personas en el mundo, de manera de tener cierto control sobre sus vidas y qué sé yo qué más. En realidad, si me pongo a pensar así, tal vez ni siquiera me conectaría a internet, nunca usaría cámaras web y menos el messenger.
Pero no es para ponerse tan grave. Aunque así fuera, tengo que trabajar igual que todos los chilenos (casi todos), y debo comprar pan. Debo votar, procrear y escribir en mi blog, así que mi vida no cambia mucho si los norteamericanos tienen mis datos gracias a facebook. Si con los satélites y sus fotos, expuestas en el polémico Google Earth, ya saben si mi camioneta está o no estacionada afuera de mi casa. Qué más da.
Podrán esgrimirse miles de razones para tomar partido en contra o a favor de pertenecer a esta red mundial de amigos, pero no es lo que me interesa publicar ahora.
En realidad, escribo para destacar algunos episodios que se han hecho parte de nuestra vida cotidiana. Algunos más importantes que otros, por cierto, pero de todos modos, todos imposibles de imaginar sin facebook.
Aun leo comentarios de personas que escriben al pie de una foto publicada en este espacio, haciendo mención, como un hecho digno de nuestros antepasados, a las fotos tomadas “sin” cámara digital. Casi destacando el hecho que tal o cual foto se tomó con “...una cámara de esas antiguas...”. refiriéndose a una cámara análoga que usa película, como han existido por más de cien años y que aun muchos conservamos.
Esto a propósito de las fotos de nuestra infancia, de nuestros abuelos, nuestro barrio, nuestro(s) colegio(s), etcétera, que exponemos quién sabe para qué. Los más jóvenes hacen reproducciones de estas reliquias fotografiándolas nuevamente para poder cargarlas al computador y subirlas a la web. Pero el resto, se ha dado el trabajo de resucitar el viejo y querido escáner, sobre el cual ya habían muchas revistas y/o papeles. Ahora el escáner, gracias a facebook, ha vuelto a adquirir un rol protagónico en la exposición de nuestras propias historias.

Una de las gratas sorpresas que esta red nos da, es poder conocer, a lo menos, un apellido de la mayoría de las personas que reencontramos aquí. En otros casos el nombre de algunas de ellas.
Si apareció el amigo de tu barrio de cuando tenías ocho años y te invitó a ser su amigo (concepto que usaré para efectos de facebook, no en la realidad necesariamente), recién ahí, el año 2008 te diste cuenta que “el Negro González” se llama Javier, cosa que nunca supiste en esos años. O por otro lado, toda la gente que saludaste por ahí, “el Pablo”, “la Maca”, ”la Sole”, “el Jorge” y quién sabe cuántos más, resultó que efectivamente tienen apellido y, en algunos casos, más de uno, depende de cómo se presenten. Por eso es que cuando aparece alguien invitándote a ser su amigo, y se muestra con un apellido que nunca has escuchado, más vale que su foto sea aclaratoria o si no, nunca supiste quién cresta era, aun si es un tipo que ves todos los días.
Ya que estamos en el juego, creo que es bueno conocer un poquito más a las personas y asociarlos con un nombre un poco más completo.

Sumándose a la moda de los apellidos y los escáneres, creo que, lejos, la más trillada de las consecuencias del facebook, son las reuniones de compañeros de colegio.
No sé si conozco a alguien que se haya vacunado en contra de esta enfermedad. No creo.
Afortunadamente, el tiempo juega a mi favor, y nuestras reuniones de liceanos viriles muchachos de alma fuerte y de gran corazón, se han venido realizando desde que cumplimos los diez años de egreso de cuarto medio. Eso es lo que a mi me toca, pues mi enseñanza básica no tiene tantas marcas como la media. Lo que diferencia las reuniones previas a facebook de la última, hace unos meses, es que en lugar de asistir veinte compañeros, fuimos treinta, y de aquí en adelante es probable que hasta los profesores aparezcan, vaya a saber uno.
Los grupos de facebook de ex alumnos de cuanto colegio o escuela existe en el país y las reuniones programadas de todos estos es una real fiebre.
Cualquiera sea el caso, estamos dentro y somos partícipes de todo esto y mucho más.
Quizás sea una moda, o varias modas en una, o varias modas a consecuencia de una. Como sea, sugiero sacarle partido a esta adicción. No me interesa que mi cumpleaños aparezca ahí para que todos me llamen, prefiero publicar una tocata para que todos vayan y luego subir las fotos para que vean lo que se hizo.
Sigamos jugando a facebook, y recuerden no escribir cosas íntimas en las fotos o en los muros.
Al menos no en el mío.

lunes, 3 de noviembre de 2008

¿FLORES DE MODA?



Según mi humilde opinión, creo que deben ser tres los principales íconos musicales asociados al movimiento hippie a fines de los años 60. Estos podrían ser los “himnos” de la onda “paz y amor”.
En tercer lugar yo ubico el tema “Blowing in the wind” de Bob Dylan. En segundo término la canción “California Dreaming” de The Mama’s and the Papa’s, disputa el primer lugar en mi ranking personal con el tema “San Francisco” de Scott McKenzie.
Con una voz casi desvanecida McKenzie en su único “hit” parece venir de vuelta de alguna alucinación o de regreso de un cuarto con mucho humo. Lo primero que dice en su letra es “... If you’re going to San Francisco... ... be sure to wear some flowers in your hair...”. Esto en español es: “... Si vas a San Francisco, asegúrate de llevar algunas flores en tu pelo...”
No me sorprende ver en algunos videos en blanco y negro y sobre todo norteamericanos, a muchos hombres y mujeres con flores en su cabello, con ropas muy relajadas, accesorios y disfrutando de la música y la droga.
En otro ámbito, San Francisco es una ciudad que siempre se ha asociado a la cultura gay, es decir, un lugar donde la libertad sexual se expresa en las calles y donde la bandera multicolor a rayas está en muchas ventanas.
En una oportunidad, después de yo haber interpretado este tema, un conocido me dijo (para mi sorpresa) “...oye como cantai’ esa hueá de maricones...”.
Primero pensé que era una broma, pero luego noté que era en serio. Al preguntarle por qué decía eso, me recordó lo que apunté algunas líneas atrás. Tal vez, en los años 60 los niños ricos que no hacían otra cosa que fumar y escuchar música, no creo que estuvieran pensando si eran homosexuales o no al momento de elegir su vestuario o sus accesorios. Visto así, cualquiera podía tener el pelo largo o ponerse flores o collares sin importar su sexo. Aun cuando esa visión de la ciudad paraíso de los hippies haya mutado para ver desde hace mucho tiempo el paraíso de los gays, Scott McKenzie no tiene culpa creo yo. A menos que definitivamente él haya creado un himno gay y no hippie.
Aparte de toda mi ignorancia al respecto, me pregunto: ¿De dónde cresta sacaron las mujeres la idea de ponerse una flor en el pelo?
Casi siempre la flor es amarilla y se ubica en un costado de la cabeza. Las hay de diferentes tamaños, en pelos rubios y negros, crespos y lisos. Las flores las usan las cuicas y las flaites, las lolitas y las que buscan salvarse antes de los 40. Todas las mujeres están usando una flor en la cabeza.
No me molesta, pero me gustaría saber en que canal del cable aparecen mujeres con una flor en la cabeza, pues yo no sé. Tal vez sea una serie que yo no veo. Alguna cantante, algún video en youtube, algún fotolog, algún grupo en facebook que lo promueve, qué sé yo.
Estimado lector, recuerda que cada día, antes de acostarte a dormir, siempre verás al menos una mujer, de cualquier tamaño o clase social, que lleva una flor (amarilla de preferencia) en su cabello.
Y si está de moda, ¿yo también puedo usarla o eso me convierte en gay? En realidad, no lo haría. Es más entretenido buscarle una explicación a una moda tan menor pero que es tan llamativa.
Acepto sugerencias.

CUIDAME POR FAVOR


La segunda o tercera semana de marzo de este año (2008), aparecieron estos tan necesarios receptáculos para la basura en las calles de Valparaíso. Así como lo muestra la primera fotografía, se ven tan pulcros que podría dar pena botar desperdicios en su interior.
A pesar de que ya han sido bastante maltratados por la ciudadanía, aun se mantienen en pie y todavía siguen prestando utilidad a la comunidad. Todo sea por evitar ver nuestras calles convertidas en reales vertederos que sólo son una buena oportunidad para alimentar perros callejeros, los cuales no se preocupan mucho de dejar las cosas donde las encontraron.
En esta ocasión, la idiosincrasia del porteño se ha manifestado violentamente, superando su propia marca. Al parecer ya no es suficiente quemar los papeleros que se instalaron por todo el puerto, ahora se preocuparon de apostar por un daño mayor. Espero que la progresión no siga, no quiero llegar a imaginar cuales serían sus próximos pasos.
Como un verdadero lamento, se lee la palabra “cuídame”, como único vestigio de lo que fue un aporte a la ciudad. Casi en la intersección de las calles Colón con Rodriguez, fue quemado este elemento esencial para mi ciudad.
Se tuvo que imprimir un adhesivo con esta súplica, para que nos diera algo de vergüenza hacerle daño. Más aun, este papel está constantemente siendo renovado, por eso su impecable estado. Es decir, se privilegia la continuidad del mensaje, la idea es que nunca olvidemos que nos es de utilidad.
Pero alguien apareció este fin de semana largo y, probablemente, en algún estado de escasa lucidez, decidió que había que incendiarlo.
A juzgar por el tamaño de estos cestos gigantes, las llamas tienen que haber sido de un tamaño considerable, llamando quizás la atención de algún vecino, de otra manera no se explica que no se haya consumido totalmente, dejando a salvo un par de ruedas y la leyenda que no quiso ceder ante el ataque y que, tal vez, siguió atentamente la huída de él o los agresores.
Esto sí me dio pena. Como si Valparaíso no se fuera quemando de a poco. Además de eso, no necesitamos a quienes quieren ayudar al destino y adelantar la cremación total de nuestra ciudad. Personas que gozan eliminando estos útiles objetos que muy seguramente las madres de los pirómanos, usan cada día para botar los desechos de los mismos pobres, tristes y cobardes seres.