martes, 13 de julio de 2010

EL GUATON...


Tiempo atrás hice un alcance acerca de la frase “...revise su vuelto, no se aceptan reclamos posteriores...”, para mencionar, quizás entre otras curiosidades, algo que está demás escribir pero que es tan característico en nuestros almacenes o tiendas medianas.
Como un pariente un tanto lejano a la clásica frase de letrero “hoy no se fía, mañana sí...”, encontré esta otra, menos sarcástica pero casi igual de inútil que la del vuelto, “...esta empresa no se hace responsable por pérdidas o robos dentro del local...”, y yo me pregunto ¿acaso se harán responsables por las pérdidas o robos “fuera” del local? Complicado creo yo.
Pero para coronar mi breve estadía por el local de comida llamado “El Guatón”, en Valparaíso, y ya habiendo fotografiado el letrero mostrado, me dirigí hacia los precios expuestos en lo alto de las ventanas que separan el salón comedor de la cocina. Siempre con la buena disposición de tratar de explicar por qué nos empeñamos en escribir mal y no nos tomamos el tiempo de preguntar, acerté a encontrar el precio de lo que me imagino sería un rico y heladito “Schop”, para una fría noche de invierno, con una sensación térmica en la ciudad de menos de cinco grados de temperatura. Como se puede apreciar, en este recinto alguien confundió el refrescante brebaje con la palabra “tienda” pero en inglés, que se escribe “shop”, exactamente sin la “c”.
Vaya a saber uno qué pasó, da igual, es un detalle de esos que se hacen amigos con la cámara fotográfica y se vuelven inseparables.

lunes, 12 de julio de 2010

MALOS COMENTARIOS


Varios apuntes podría yo hacer acerca del mundial de fútbol recientemente finalizado. Y hay varios ítems sobre los cuales se puede opinar, sobre cada partido, sobre los resultados, sobre el “pulpo Paul”, sobre las transmisiones, sobre los comentarios, sobre los favoritos, en fin, muchos aspectos a considerar para hablar sobre este evento internacional.

Hay un par de puntos que van inevitablemente enlazados.

Como buen chileno, mi única opción de seguir los partidos era a través de la señal abierta de TVN. Todos sabemos lo que esto implica. Exactamente, implica rescatar los aportes (no muchos) de Francisco Sagredo, ya que sobre Zamorano, Carcuro y Solabarrieta, hay que escribir con cuidado.

He leído variados comentarios, algunos más ubicados que otros, acerca de estos comentaristas y relatores. Es muy natural y comprensible que con los años los relatores tengan muletillas, o adopten frases o estilos de comunicar lo que ven. Así por ejemplo se comprende el excesivo uso de muchos sinónimos para palabras que en un partido de fútbol se repiten constantemente como “pelota”, “árbitro” y otras más.

Pero Carcuro y Solabarrieta tienen incorporada una muy mala práctica, que en este campeonato mundial casi la patentaron: los juicios definitivos.

Si Carcuro dice que no fue penal, todo TVN afirma que no fue penal, y el que lleva la guaripola en esta cruzada es Solabarrieta.

Que pena ver tan poca objetividad cuando el nieto de español no se puede sustraer a su favoritismo y contagia al colorín con ese amor por los ibéricos.

Es verdad que yo tenía todas las fichas puestas a la naranja mecánica, pero debo reconocer que no hicieron un partido a la altura de lo que habían jugado anteriormente en el mundial. Su descontrol ante la presión por obtener el campeonato les jugó en contra y finalmente, después de recibir muchos golpes y con mucho más fútbol, España logró lo que merecía, al menos en este partido.

Pero hubo una situación en que Carcuro sentenció una tarjeta amarilla para un jugador holandés, afirmando que era justa, cuando la repetición mostró que Iniesta se tiró uno de los más grandes clavados al pasto que se hayan visto, después del que se tiró Torres (español también) que significó la injusta expulsión de Marco Estrada. La imagen fue evidente, pero entre los chilenitos comentaristas, todos se quedaron mudos y nadie contradijo al tanguero italiano.

Si Carcuro dice “me parece que este es el jugador del partido”, juraría que veo a Solabarrieta asintiendo con la cabeza cuando replica “tienes razón Pedro, no hay ninguna duda”. Que pena.

Bueno, por otra parte, Iván Zamorano, con una comprensible predilección por el equipo rojo, hizo sus aportes durante todas las transmisiones que le tocó comentar. Lo que recuerdo de esta final, fue una palabra que le robó a Peter Veneno. Así es, la palabra “incursoneando” es, inequívocamente, parte del repertorio del personaje de Daniel Alcaíno. Imagino que se refería al gerundio del verbo “incursionar”, el cual sería “incursionando”. Si la hubiese pronunciado algún otro comentarista, quizás ese la hubiera corregido en el momento, pero no estoy seguro si Bam Bam nota la diferencia y está capacitado para hacer eso.

Pero el ex “pichichi” tiene para deleitarnos una muletilla de aquellas.

Se la he escuchado a Caszely, en su rol de comentarista deportivo y justamente esta noche de domingo, en el programa Tolerancia Cero, de Chilevisión, la uso Fernando Paulsen al iniciar la conversación nocturna.

Claro, Zamorano Zamora no podría estar ausente y la tiene incorporada también. Se trata de la mala costumbre, según mi parecer, de referirse a jugadores de fútbol, mencionándolos de a uno, pero con el artículo definido en plural. Encuentro muy ordinario decir por ejemplo “...los Pelé, los Maradona, los Eusebio...”. Me parece una muy fea costumbre ya que, aun cuando Pelé formara una familia, sus integrantes no se llamarían así, Pelé es uno solo, igual que Maradona y otros más. Por eso creo que si uno quiere mencionar a figuras del fútbol, debe referirse a ellos de manera simple: “... en esos años en que vimos jugar a Pelé, a Maradona, etcétera...”.

En otro ámbito de las transmisiones televisivas, no sé si lo siguiente tenga que ver sólo con la emisión de la red estatal chilena, o fue una política “recomendada” por la FIFA. Se trata del constante bombardeo por parte de nuestros comentaristas y relatores, de una cantidad insoportable de estadísticas. A cada minuto alguno de ellos decía que tal o cual arquero llevaba equis cantidad de minutos sin haber recibido ningún gol en contra, o que desde el mundial de tal año, se convirtieron tantos goles y que faltan algunos cuantos para repetir la marca. Personalmente me resulto muy desagradable, repetitivo e incluso innecesario a veces, oír datos irrelevantes acerca de números de otros mundiales, goleadores, minutos, penales o tarjetas de cada año de mundial o de cada selección.

No me importa en lo absoluto si hace veinte años que un negro no convierte un gol en un mundial, o sí en el recuento de todas las finales se han convertido en total setenta goles. Me pareció por momentos que Carcuro y sus amigos tenían que cumplir una meta de estadísticas leídas al aire en cada partido.

Desagradablemente insistentes.

En fin, como conclusión, una muy mala transmisión de TVN para este evento, atribuible a las caras conocidas y sus frases o comentarios. Comentarios plagados de estadísticas inútiles, palabras que no existen, fanatismo exagerado y lo peor, los juicios definitivos, el tener siempre la última palabra y sin derecho a diferencia de opinión y por ende a discusión (aunque las repeticiones de las jugadas fueran aclaratorias), como si el colorín Pedro dictara la línea editorial del área deportiva en el canal de todos.

Me aburrieron, me quedo con el pulpo y la modelo paraguaya.

Algo se me ocurrirá con eso.

ES BARATO


Sin buscarlo apareció. Un aviso en la puerta de un bar de Valparaíso que pareciera ser que sólo puede hallarse en el puerto.

Por un momento pensé que había sido escrito para mi, jamás he ingresado ahí ni siquiera para preguntar precios o mirar solamente. Siempre he tenido la idea que no es un lugar económico para disfrutar de un par de tragos, además que por lo que he podido ver desde afuera, ese ambiente a extranjeros e intelectuales no me resulta particularmente cultural como ellos creen y menos interesante.

Se agradece que avisen, en estos locales que funcionan con las puertas cerradas, cuando están atendiendo.

Lo particular del caso es que al fin se dieron cuenta que, al menos una de mis percepciones sobre el bar, era la misma que la de muchos porteños, que parecían no estar invitados a ingresar a él.

Ya sé que el Ritual, en calle Almirante Montt, no es caro, sin embargo no es lo único que me impedía entrar ahí, por lo tanto no me conmueve esa deferencia.

Rescato eso sí la sutileza de publicarlo de esa forma.

Eso sí es de Valparaíso.

sábado, 10 de julio de 2010

CALLE NUEVA


Cosas de los letreros de Valparaíso.
Esta vez se trata de un aviso de desvío, del tipo que instalan las concesionarias de las obras con los colores de advertencia, el tamaño y la ubicación que, supongo deberían obedecer a alguna norma o a ciertas condiciones.
Este es un caso que ni siquiera acusa una falta de ortografía o alguna palabra exótica o inventada (salvo el punto de la abreviatura de "almirante"). Se trata nada menos que de un nombre mal escrito de una calle.
Espero que si alguien tiene más datos al respecto me los pueda aportar, pues no soy un entendido en muchos temas, sin embargo algo me dice que el nombre de una de las calles a las cuales hace mención este aviso está mal escrito.
Al menos puedo asegurar en nombre de la tradición porteña y todos los letreros ubicados en ese sector de la ciudad durante muchos años, que el nombre de la calle es “URRIOLA” y no “URREOLA” como dice ahí.
Dejo abierta la posibilidad a estar equivocado, hago una vez más la aclaración de que en este espacio, evito la documentación previa acerca de algunas cosas, con el único objetivo de que sea una observación completamente genuina y personal y no el fruto de estudios sobre algún tema sólo para publicarlo.
Desconozco quien fue el señor Urriola (dudo que haya sido mujer), así es que no sé si la escritura que conozco es la original y la correcta. Pero también dudo que si estoy equivocado, los de la constructora que están ejecutando obras en el centro y por lo tanto, provocando estos desvíos, hayan tenido la paciencia y el trabajo de investigar como realmente se escribía esta palabra.
Por el contrario, algo desprolijo el trabajo considerando que a sólo una cuadra esta el letrero municipal de esa calle.
Una vez más, el pintor pinta lo que le dicen y si está mal escrito, siempre hay alguien que puede corregirlo después. No es el caso, una vez más.

¿PARA QUE?


En esta central de llamados existen tres tipos de teléfonos públicos: los que están al interior de las cabinas, cuyo uso debe ser autorizado por la dependiente del local y no requiere depositar monedas, otros son unos grises, adosados a un costado del recinto, que aceptan hasta las monedas de cien pesos pequeñas que tienen la particularidad que son bien poco amables en su forma.
Por último éstos, los de la foto.
Podría considerarlos como los últimos sobrevivientes de los teléfonos públicos que se usaban en los kioscos o en las puertas de los negocios, antes de que aparecieran esos llamativos y poco efectivos aparatos de color azul y amarillo.
Por alguna razón que desconozco, en este centro de llamados, y particularmente en esta pared, sólo hay cuatro de ellos y todos tienen su respectivo letrero que informa que están en mal estado.
Nunca los he visto buenos, no recuerdo ya cuando fue la última vez que los use. Pero no me hace sentido tenerlos ahí por un fin estético si podrían instalarse teléfonos de otro modelo y características, quizás más modernos y por cierto, de bastante más utilidad que estos aparatos muertos, una inminente posibilidad de generar más ingresos por conceptos de llamadas rápidas.
No, estos aparatos están todos malos.
Especial el centro de llamados.

martes, 6 de julio de 2010

DE VUELTA

Lamento mucho haber tenido que ausentarme de este espacio virtual que he construido. No hay muy buenas razones, pero en el fondo sí las hay.

Eso no es lo importante, lo que cuenta es que he querido regresar después de exactamente dos meses a expresar mis opiniones acerca de muchas cosas que veo o experimento en la vida, en la calle y sobre todo en la televisión.

No doy más la lata, espero poder seguir en mi intento por expresarme y que ustedes reciban esa intención. Gracias.

PIFIA CULTURAL


Por circunstancias de la vida, me encontré este domingo recién pasado tocando en uno de los pisos de un edificio en Valparaíso.

Después de un extraño ingreso, el cual requería una inscripción previa (que yo no tenía) con nombre completo y R.U.T., me encontré en pleno hall de entrada con un proyecto tecnológico interactivo.

No participé de él pero vi a otras personas haciéndolo y alguien, habituado a mis conjeturas ortográficas, me señaló un error en el panel orientado a presentar este proyecto al público.

Sin leer con cautela tomé un par de fotos de esa falta y una de todo el panel escrito. Dejé tarea para la casa con fe de que algo iba a encontrar.

Cuando en el lugar comenté la falta que había visto a mis amigos, se rieron mucho por lo curioso del tema.

Ya una vez en casa, revisé con calma la foto y resultó que encontré varias cosas a destacar.

Para empezar debo aclarar que las palabras encerradas en rojo, están definitivamente escritas con falta de ortografía, no así las encerradas en color amarillo, ya que a éstas les doy la posibilidad de representar sólo un error de tipeo ya sea por prisa o por descuido. Hay una palabra repetida dos veces, con el mismo error de escritura en ambos casos. Al principio la encerré en color amarillo, pensando inocentemente en un error de escritura, pero luego igual le otorgué el rojo, pues ya no me pareció un error casual, sencillamente quien la escribió, aun debe creer que se escribe así. Este es el caso de la palabra “imaginación”, presentada como “inmaginación”.

Como posibles errores de tipeo, expongo los casos de las palabras “intercomunicaión”, que obviamente pretendió ser “intercomunicación”, “emembranzas”, que no significa nada, salvo que le agregáramos una “R” al comienzo. Claro, la palabra “remembranzas” sí existe y significa “cosas que se recuerdan”, y si cito la frase, para darle algo de contexto así: “...frases escritas bajo el embrujo de la web, remembranzas y obsesiones que van constituyendo el tejido simbólico....”. Prefiero pensar que quiso decir “recuerdos y obsesiones” y que la tecla “R” falló no más. Otra palabra es “compresión”. Efectivamente está bien escrita, pero el contexto de la frase me permite asegurar que también es un error de tipeo. Aquí va la frase: “...nuestra propia incapacidad de comunicación y compresión...”. Me parece que lo correcto sería escribir “comunicación y comprensión”, tiene mucho más sentido que lo que ahí aparece. Por eso digo que acá no hay falta de ortografía, sino sólo un pequeño error en el teclado imperceptible por las herramientas de autocorrección dado que la otra palabra también existe.

Hay otras palabras en este texto que sí deberían ser detectadas por cualquier herramienta de autocorrección y en este caso, por un ocioso como yo.

“Concecuencia”: en su lugar debe decir “consecuencia”.

“Albedrio”: la palabra correcta es “albedrío”, con claro tilde sobre la “i”.

“Sin fin”: si contamos una historia y decimos que ésta es tan larga que parece sin fin, esto no presenta falta alguna. Pero si queremos enunciar una cantidad grande de algo, debemos decir “cantamos un sinfín de canciones”. La frase del texto es: “...y articula un sin fin de nuevas acciones...”. Mal, es en este caso en que se escribe junto y con el tilde de palabra aguda terminada en “n”.

“A travéz”: al menos está escrito separado, que es una de las faltas comunes, lo malo es que está con “z” final y debería ser una “s”: “a través”.

“Domesticas”: la palabra esdrújula es “domésticas”, con tilde sobre la “e”. Este es también el caso de la palabra “máquina”, escrita en el texto como “maquina” y que no es exactamente la forma verbal del verbo “maquinar”, si no que se refiere al artefacto.

“Proposisión”: la palabra correcta es “proposición”, la segunda “s” en realidad es una “c”.

“Fué”: esta palabra no lleva tilde en pretérito indefinido del verbo “ser” en su tercera persona, por lo tanto al decir “...esta obra fué presentada...” , se está escribiendo mal.

Bueno, más de alguien que pudiera estar leyendo estas líneas podría encontrar cizaña en exceso para con los autores del proyecto o quienes tuvieron la misión de redactarlo. Incluso, podría molestarse alguien si tengo la audacia de criticar a los que definitivamente dan la instrucción final para imprimir este texto, o sea, quienes lo revisan una y otra vez cuidadosamente antes de exponerlo.

Pero ocurre que, como sugiere el panel en su parte baja, este proyecto ya lleva expuesto al menos un año o muy poco menos, por lo mismo ya debería haberse corregido hace mucho rato.

La condición que me alerta es que nadie del edificio en donde este trabajo se encontraba, haya puesto fin a esta inexcusable falta censurando al menos, la publicación del panel. Digo esto con mucha energía pues este sofisticado proyecto se encontraba en el hall de la entrada principal del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, en Valparaíso.

Impresentable, mi puerto querido, receptor de muchas de mis alegrías por todos sus honores, premios, patrimonios, ascensores, trolebuses y sobre todo, fuente inagotable de “cultura”, no puede tener en el edificio nacional de esta institución, una exposición con esa calidad de escritura. Ojo que no cuestiono el proyecto en sí, ni su fondo ni su forma, sólo me remito a la presentación formal de su texto. Nada más.

Me da un poco de vergüenza, me río a veces de algunos pintorescos y mal escritos letreros en muchos lugares, incluso aquí mismo en el puerto, pero no puedo exigir que algunas personas escriban siempre bien sobre todo si lo importante es su trabajo y no siempre están preocupados por la escritura, además que no todos tienen acceso a este tipo de instrucción. Pero este no es el caso, esto es lejos lo menos pintoresco que hay en Valparaíso. Como dice un amigo (en broma por cierto) “... ¡pura falta de mala educación!...”.