domingo, 19 de julio de 2009

CHESPIRITO SIN COMERCIALES


Ni el pobre Chavo del ocho se salvó.
Esta tarde de Domingo, que además de suponerse familiar, se encuentra en medio de las vacaciones de invierno de los niños de Chile, he intentado seguir un capítulo más de este clásico del humor. Como si en la estación televisiva Mega, supieran que el tipo de humor de esta serie no está completamente dedicado al público infantil, sólo alcancé a ver pocos minutos cuando de pronto comenzó la pausa comercial clásica de nuestra televisión.
El problema es que esta pausa se hizo eterna. Pude hacer diferentes cosas en mi casa antes de que volviera a aparecer en pantalla la vecindad. Para ese momento yo ya tenía preparado mi cronómetro, el cual registró 4 minutos con 11 segundos de Chavo para inmediatamente dar paso a los comerciales. Apenas logré entender de que se trataba el episodio que estaba viendo.
Ahí aparecieron los siguientes productos:

Cola Cao
My little Pony
Nenuco (con dos spots seguidos)
Transformers (juego)
Nerf
Packard bell dot *
Majorette (dos spots seguidos)
Starwars (juego)
Omo*
Play doh
Pulgas locas
Palabras arriba
Clue
Axe*
Hot wheels
Elefun
Baby alive (dos spots seguidos)
Fur Real
Lady speed stick*
Transformers (juego)
Nerf
Spider man (juego)
Nerf
Claro* (promoción Era del hielo III)
Little Pet shop VIP
Twister jump
Colgate total*
Play doh
Adivina quien
Twister

Casi todos los juegos, salvo los autitos Majorette son de Hasbro, marca que debe haber pagado muchos millones por ese paquete publicitario.
Los productos que están acompañados del asterisco son los únicos que están dirigidos al público adulto.
Esta interminable lista de spots comerciales estuvo al aire durante exactamente 11 minutos. Once eternos minutos que cronometré esperando que volvieran los personajes de la vecindad del Chavo.
No es esto lo que yo esperaba ver en televisión cuando paseaba por los canales nacionales y me detuve en Mega para ver la genialidad de Chespirito.
Ahora estoy pensando que no sólo los productos promocionados que tienen asterisco en este catastro están orientados al televidente adulto. En el fondo si hay niños viendo la televisión, sólo apuntarán con el dedo lo que quieren tener o con qué quieren jugar. Entonces, los padres, el papá que usa Axe, o la mamá que lava con Omo, son quienes compran los juguetes y, además, los únicos que se ríen con las aventuras del Chavo. Como yo.
Pero es muy desesperante tener que estar durante once minutos viendo comerciales, para luego tener que ver durante algo más de tres minutos, la última parte del programa mexicano. Y sería todo.
Mientras escribo esto, ya llevo más de siete minutos oyendo la tanda comercial del mismo canal. La diferencia es que ahora no estoy poniendo atención pues no conozco lo que están transmitiendo y por ende no me interesa.
La programación del Domingo en Mega son los avisos comerciales y de pronto, cada once minutos, hacen una pausa programática y emiten algo interesante, como el Chavo del ocho, por ejemplo. Si tú no lo encuentras interesante, es porque no viste los comerciales. Por lo demás, llevo treinta dos años encontrando interesante a Chespirito en todos sus personajes.
Agradezco a mis papás haberme llevado a la entrada del Hotel O’Higgins, hace esa misma cantidad de años, cuando todo el elenco vino a Chile, y permitirme estrechar la mano de uno de los pocos mexicanos que admiro.
Después de este recuerdo, vale la pena esperar once minutos de comerciales ridículos para verlo, por eso lo hice.

PIJAMAS EN CONSERVA


El reciente día feriado, el Jueves 16 de Julio, me sorprendí gratamente con la propuesta del programa “Pollo en Conserva”, de La Red.
Como gran parte de los chilenos en un día feriado, los panelistas estables del matinal no trabajaron. Estaban presentes eso sí, pero estaban todos vestidos con pijamas y pantuflas (hasta con orejitas). Se mostraron literalmente echados sobre cojines o semi-recostados en sillones y sólo se dedicaron a recordar programas recientemente emitidos. Las menciones publicitarias, por razones obvias, fueron lo único que hicieron, aparte de comentar en pocas palabras los recuentos que salían al aire. No se realizó el clásico concurso de la guerra de los sexos entre ellos, y no se abordó ningún tema nuevo de conversación.
Toda la mañana en pijamas, absolutamente todos los panelistas se instalaron como en sus casas a ver televisión y a “no trabajar” como buena parte de los chilenos en ese día.
Me pareció una simpática manera de hacer un programa, distendido, sin tanto maquillaje y pautas que usualmente se tienen en televisión. Se agradece el relajo y la complicidad de ellos con la flojera de un día rojo en el calendario

SADANAPME


Pareciera que hay una obsesión por las empanadas. Pero no me refiero a su consumo. Me queda la impresión de que existe una disposición generalizada para escribir mal esta palabra.
En esta ocasión, la luz roja me permitió observar esta puerta de vidrio de un local parecido a una pastelería, ubicado en la calle Edwards, a pasos de la plaza Victoria, en Valparaíso.
A juzgar por el trazo de la pintura, debo suponer que la oferta se les ocurrió a última hora. También me hace pensar que fue tan acelerada su escritura, que no hubo tiempo de discernir acerca de dos letras de la palabra. Claro, resulta que en la tan sobre valorada “escritura espejo” como me parece que se llama, hay algunas letras conflictivas. Entre ellas esta la “S” y la “N”. Hay que decir, eso sí, que la “N” está bien dibujada, el problema es que hay una que está dibujada en el lugar donde debería haber una “M”. Además, al final la”S” está pintada para ser leída desde adentro del recinto. No deja de ser pintoresco, sobre todo, y como casi siempre lo recalco, cuando se habla de un lugar que pretende ser cómodo, bonito, aseado entre otras agradables condiciones.
Mientras más quieren aparentar, más se caen en estos pequeños detalles que, al menos a mi, no me agradan.
Propongo dos cosas. Primero, pintar la promoción por fuera, aun a riesgo de que los chistosos que siempre abundan, lo borren sólo por maldad. Segundo, una vez pintado el aviso por dentro, salir del lugar para cerciorarse de que está correctamente escrito, y en caso de que no sea así, corregirlo. Eso es todo.

martes, 14 de julio de 2009

MINUTAS COMUNES


En un edificio céntrico de Valparaíso, donde los gastos comunes son muy elevados, encontré este pequeño letrero informativo. Supongo que proviene de la administración. Agradezco la preocupación por la presentación de éste, sin embargo se instalaron dos dudas en mi cabeza.

Primero, si después de entregadas las minutas, los residentes deben cancelar los gastos comunes en un máximo de 15 días a partir de ese momento, no tiene mucho sentido la expresión “ya que con estas se mantiene el edificio”.

El edificio, o al menos los gastos que éste genera, se mantienen con dinero. Dinero que proviene del pago de los gastos comunes. Pero no se mantiene con las minutas. Las minutas son el documento que detalla los gastos y que le dice a cada uno de los habitantes cuanto debe pagar.

Además de ello, si se refieren en esa frase a que “con estas se mantiene el edificio”, aludiendo a este documento de forma de no repetir la palabra “minutas”, la palabra “éstas” lleva tilde en la letra “e”.

No siendo este escrito un trabajo gráfico o una señalética, me parece que debería llevar dibujado el punto final, así como se ha dibujado la “coma” después de la palabra “residente”.

Me parecen pequeños detalles, pero para una administración que recibe aproximadamente $ 70.000.- por este concepto, por cada departamento, podría haber un poco más de preocupación.

PERRITO ENFERMO


En una esquina cercana a mi casa, a pocas cuadras del centro mismo de mi ciudad, encontré hace unos días una imagen muy especial. No quise fotografiarla, me pareció demasiado cruel.

Caminando por ahí, sentí el suave llanto de un perro, pero me costó reconocer su procedencia. Claro, no se encontraba disponible a simple vista. Cerca de un poste, unos cartones en el suelo recibían el cuerpo de un perro de mediana contextura, el cual se quejaba constantemente. Lo primero que pensé fue que había sido atropellado, pero en cualquier caso, había gente alrededor que pasaba y que miraba o que trabajaba en ese momento en el sector. Nadie parecía darle importancia a esta situación. Ni yo.

Pero más fuerte que eso, lo que me produjo un sentimiento extraño, fue que a un costado del perrito, se hallaba una débil estructura de madera, en forma de casa tipo “A” apoyada en el suelo. Inicialmente esta pieza debía tener la misión de proteger al can, sin embargo estaba algo desplazada en relación a su cuerpo. La idea de cuidarlo de la lluvia o de los peatones es valorable, sin embargo, cambié de opinión al ver que tenía escrita la frase “ PERRITO ENFERMO, NO MOLESTAR”.

Es decir, alguien tomó unos cartones, puso al perro sobre ellos, lo cubrió con una estructura pequeña de madera a modo de techo y se tomó la molestia de advertir a los demás escribiendo semejante advertencia.

Yo quiero a mucho a los perros, hablo con ellos a veces convencido de que me entienden, sin embargo no tengo estómago para tomar un perro callejero enfermo y llevarlo a un lugar a sanarlo. Tampoco estoy en condiciones de solventar algún tratamiento de medicamentos o cuidados especiales. Si así fuera, ya tendría mi propio animal.

Me dio mucha pena, por eso no quise tomarle una foto. El perro estuvo tres días ahí quejándose. Luego ya no estaban los cartones ni el can, solo la madera. Pienso en dos alternativas, o alguien lo tomó y lo llevó a un veterinario, o la misma persona que lo depositó ahí tuvo que sacarlo muerto de la vereda. Espero no haya sido así, por el perrito y por la conciencia de esa persona que ni siquiera pidió ayuda.

jueves, 9 de julio de 2009

BARRICADA


Y yo me pregunto, ¿cuál es la idea?.
En la calle Rodriguez, pocos metros antes de llegar a la avenida Pedro Montt, en pleno centro de Valparaíso, este contenedor de basura aburrido de que lo mantengan siempre al lado del camino (como le gusta a Fito Paez), optó por deslizarse hacia el centro de la calzada, obstaculizando parcialmente el tránsito normal de vehículos por esa arteria.
Tal vez no se había dado cuenta que con el transcurso de los años le habían crecido unas ruedas en su parte inferior.
Quise retornar este objeto a su posición original, pero considerando que eran más de las cuatro de la madrugada, con suerte me animé a captar esta imagen desde el interior del vehículo. Claro, uno no sabe si es que alguien puede estar observando la reacción del conductor. Es bastante sabido que mediante obstáculos en las calles, algunos delincuentes aprovechan las detenciones para asaltar a quien maneja el móvil. En este caso, a simple vista no se veía a nadie, pero aunque conozco la noche de Valparaíso, siempre puede sorprender.
Aun cuando no me parece una ingeniosa idea el seguir utilizando estos contenedores para otros fines que no sean limpiar la ciudad, agradezco que no lo hayan quemado o destrozado (ver nota).
Bueno, espero que no haya ocurrido que algún automovilista lo haya colisionado después de que yo pasé por ahí.
Es una posibilidad que no hay que desechar, menos a esa hora.

miércoles, 8 de julio de 2009

COMENTARIO TV (Parte 1)


En el matinal del canal Mega, “Mucho gusto”, la panelista Patricia Maldonado, quien nos tiene acostumbrados a atrevidos comentarios sobre farándula más que de espectáculo, opinó junto a Javiera Contador sobre el funeral que vimos todos por televisión.
De todas las cosas que le he escuchado, siempre la Paty se ha caracterizado por ser asertiva en cuanto a sus opiniones sobre música o cantantes. Con bastante autoridad en ese tema por lo menos. Pero en esta ocasión yo no puedo estar de acuerdo con ella.
La primera canción en ser cantada en el programa fue “I’ll be there”, el viejo éxito de 1970 de los Jackson 5. Y la intérprete no podía ser otra que quien le dio nueva vida a esta canción en la década de los 90, Mariah Carey.
De todas las estrellas que cantaron, incluso muchos que yo no conocía, creo que la peor interpretación de todas se la adjudicó esta cantante.
Una sutil disfonía se dejó oír al comienzo de su canto, lo cual me pareció preocupante, sobre todo por su trayectoria y considerando la espectacularidad de su voz. No le resultaron todas las figuras que hizo con su elemento de trabajo, y su disfonía parecía real y no una presunción mía. Debo decir que se le escaparon algunas notas en partes de su interpretación, o sea, desafinó.
Sin preguntársele nada, la “Maldo” hace una aclaración en el matinal y dice que debe justificar algunas desafinaciones de la Carey, puesto que cuando uno canta emocionado, la garganta se le aprieta y eso puede provocar desafinaciones. Esto lo dice obviamente considerando que se trataba de un momento en que la emoción era la constante ante cada palabra o canción que se oía sobre el escenario.
Pero la Paty se olvidó que cantaron muchos artistas. Usher, Lionel Ritchie y Steve Wonder entre muchos más que nos dejaron perplejos con su calidad. Incluso el propio hermano mayor de Michael, Jermaine, que también desafinó, pero que cantó prácticamente llorando, cosa que Mariah no estuvo cerca de hacer.
Yo comparto plenamente el comentario acerca de lo que ocurre cuando uno canta al borde de las lágrimas, eso ocurre y es cierto. Lo que no comparto, es justificar las desafinaciones de la cantante estadounidense, considerando que su voz no estuvo a la altura de su carrera, mucho más allá de la emoción que pudo existir o no, está en muy mal estado. Así que Paty, esta vez no le acertaste.

COMENTARIO TV (Parte 2)

Han pasado muchas cosas ante nuestros ojos en televisión. Tal vez, sólo en nuestro país, el mundial de fútbol de 1962 represento un hito histórico para la televisión como tecnología y como fenómeno social. Pero pasarían pocos años para que el mundo entero se sentara frente a un aparato televisor, al mismo tiempo. En 1969, cuando el primer ser humano caminó sobre la superficie de la luna. Yo aún no existía en el pololeo de mis padres, pero no es necesario haber estado ahí para intentar imaginar lo que significó en términos de transmisiones televisivas. Desde ese momento en adelante, nada podría pasar en el mundo (o cerca de él) sin que no se viera por televisión.

Me es fácil suponer que los mundiales de fútbol o los juegos olímpicos paulatinamente fueron cautivando la atención del mundo y, por ende, la respuesta de este revolucionario y sorprendente medio de comunicación. Lo particular de estos eventos es que no constituyen una noticia en sí, puesto que se sabe con mucha antelación la fecha y el sitio en dónde se llevaran a cabo. Esto no merma la cantidad de televidentes que conseguirán, aun más, lo predecible de ellos les permite, incluso en estos días, calcular dichas cifras con anticipación, pero no tiene el mismo impacto que un evento circunstancial o impredecible.
Por eso, sin considerar estos eventos deportivos, me atrevo a sugerir que el matrimonio de Diana de Gales con el Príncipe Carlos de Inglaterra, en 1981, que a Chile llegó en horas de la madrugada y que, por cierto, se transmitió a todo el mundo en directo, concitó la atención de al menos 700 millones de personas por medio del aparatito cuadrado que, aunque en mi país mostraba todo en colores, en mi casa aun no me permitía dicho lujo.
Cabe mencionar que estos hitos televisivos, se originan como tales dada la masiva concurrencia de personas en el mismo sitio del evento (con excepción del viaje a la luna por supuesto), lo cual implica un despliegue de medidas de seguridad que a través de los años, inevitablemente ha debido soportar tanto al público en general como a las personas que se acreditan para cubrirlo periodísticamente.
Así como en 1981, la televisión nos mostró el momento exacto en que alguien le disparaba al Papa Juan Pablo II, pocos momentos después de que eso ocurría en la Plaza San Pedro, en el Vaticano, así también muchos años después, millones y millones de personas en el mundo vimos durante casi una semana, todo lo relacionado a la muerte del jefe de la Iglesia Católica, su velatorio público, sus funerales y el nombramiento de su sucesor.
Años antes, en 1997, una madrugada de Domingo en Chile, murió la princesa Diana, Lady Di. Todo lo que envolvió este hecho causó interés mundial, por lo mismo, la cobertura de sus funerales permitió que todo el mundo pudiera presenciar el evento en directo por televisión.
Así es, nada menos que la televisión. El medio capaz de transmitir por primera vez en la historia una guerra en directo, el verano de 1991. La llamada “guerra del golfo”. La misma televisión que diez años después mostró en directo a todo el mundo, cómo un avión colisionaba y explotaba dentro de una de las torres gemelas del World Trade Center, descartando en pocos segundos, la tesis de que el anterior avión, incrustado en la otra torre, era un accidente aéreo.
Hace muy poco, el 2008, todo el mundo quería ver si era verdad que en los Estados Unidos de Norteamérica, asumiría la presidencia un hombre de raíces afro americanas. La asunción al mando del país del tío Sam, de Barack Obama, congregó a una cantidad de personas en el distrito de Colombia, Washington, que no recuerdo y que menos podría calcular. Los que presenciamos ese momento histórico para USA, y para los eternamente discriminados negros en ese país, fuimos miles de millones. Obvio, a través de la televisión.
Este día de San Fermín, mientras en Pamplona los hombres de atuendo blanco y pañuelo rojo al cuello, corren delante de los toros, la televisión mundial ha transmitido en directo el funeral público de Michael Jackson.

En las estaciones televisivas chilenas (no tengo acceso a televisión pagada), hubo enviados especiales a Los Ángeles, CA, para cubrir este evento. Programas especiales que nos mantenían esperando el momento del homenaje que se organizó para la gente, en el Staples Center de esa ciudad. Tan para la gente era, que los derechos de la transmisión televisiva fueron liberados. Por eso, cinco de los seis canales chilenos que puedo ver, estaban con programación especial dedicada a los funerales de Michael. Antes, durantes y después de los noticieros del mediodía se habló insistentemente de todo lo que se pudiera decir, tanto de la ceremonia y sus pormenores, como de la vida y carrera del niño genio.
Sobre aquello, pretendo extenderme en un capítulo aparte. De está transmisión no quiero perderme nada.
Lo más impactante para mi, fue ver a Jermaine cantando “Smile”. Yo no sabía que era el tema preferido de Jacko. Sí sabía que la letra era de Charles Chaplin y lo había escuchado por Bobby Caldwell y Nat King Cole. Sin embargo, más allá de la connotación que debía tener, Jermaine logró conmoverme. Cabe agregar que la letra de la canción, en esta situación se transforma casi en una declaración de principios.
Lo más musical, sin duda, el aporte del gran Steve Wonder. Su voz al introducir su presentación, no me inspiraba mucha confianza. Pero como si él hubiese leído mi pensamiento, rápidamente se encargó de cambiar mi percepción demostrando solo acompañándose de un piano, que a sus 50 años canta mejor que antes.
Éramos miles de millones de personas, en todo el mundo viendo este espectáculo, que en el fondo no fue tan show, sino más bien un funeral masivo, muy cargado a las oraciones y los pastores.
No puedo encontrar positivo que Michael haya muerto, pero creo haber estado en presencia televisiva de uno de los acontecimientos mediáticos más importantes, como no los habrá en mucho tiempo, espero, en la historia de la televisión.
Es cierto que Internet cumplió un rol importantísimo en la producción y difusión de todo lo relativo al evento (factor que sólo ha estado presente masivamente en el atentado al WTC, al menos de los que he mencionado, pero en un rol netamente informativo), sin embrago, el fenómeno sigue siendo la transmisión televisiva.
Sobre todo en un evento en E.E.U.U., donde todo lo hacen en grande, no podía quedar alguien en el mundo que no supiera detalles de lo que ocurrió ahí, frente al dorado féretro que supuestamente contenía a Jackson. Ahí estuve yo, pegado a la televisión, como intuyendo que este despliegue no está cerca de ser visto nuevamente.

Y yo me pregunto si esto tiene límites, creemos que el cuerpo está ahí y vemos a su familia llorar como si así fuera, hablando como si sólo estuvieran ellos y el cura. Sólo que en los más desconocidos rincones del orbe, están viéndolo miles de millones de humanos por televisión. Y en directo, en el mismo momento en que está ocurriendo. Nada más así fue.

lunes, 6 de julio de 2009

VELA ROJA DE UNA VEZ

Hace ya tiempo había visto, creo que en el matinal Buenos Días a todos, a la Tarotista Paulina González, quien tiene la labor de hablar de los signos zodiacales, la numerología, el tarot por cierto, entre otros esotéricos detalles.
Ayer Lunes me tocó verla en el matinal cuando hablaba respecto a cada signo, en orden cronológico. Digo esto pues a veces los ordena de diferente forma.
En uno de los signos, no recuerdo cual, ella sugirió encender una vela “de color lila”, vaya a saber uno para qué. Para el amor o trabajo o qué se yo.
Pero esa frase me hizo recordar otras ocasiones en que yo me encontré oyendo su discurso sobre cada signo del zodiaco. Claro, recordé que me pareció que ella se refería de una manera equivocada al color de las velas.
Cuando mencionó ayer la vela de color lila, no sonó para nada raro, pues ese color, más allá de que algunos le llamen “violeta”, no tiene género. Es decir podríamos hablar de una pelota lila o de un zapato lila. En este caso da lo mismo decir “pelota lila” o “pelota de color lila”, así como “zapato lila” o “zapato de color lila”.
Pero la diminuta Paulina, hace un tiempo atrás me confundió cuando le sugirió a alguien de algún signo del zodiaco que no recuerdo, que encendiera una vela “de color rosada”. Me sonó raro, pero me puse en el caso de que tal vez se expresó muy rápido y cambió la redacción sobre la marcha. Un par de signos más y la chica del tarot otra vez dijo que los del signo X (no se cual), deberían encender una vela “de color amarilla”.
Ya no me quedó duda. Ella estaba convencida de decir lo correcto.
Lamento decirle a Paulina que el nombre del color amarillo es “amarillo” y no “amarilla”. Lo mismo con el rosado o el rojo, etc.
Entonces, la forma correcta habría sido que la pequeña dijera: “…una vela de color amarillo…” al describir el objeto o, en el caso de adjudicarle la cualidad del color a la vela, “…una vela amarilla…”. Lo mismo con el caso del color rosado o el rojo. O la vela es roja, o es de color rojo, pero no puede ser “de color roja”.
Esto me recuerda el clásico y cotidiano ejemplo con el que nos encontramos al responder por nuestra nacionalidad.
Mi nacionalidad es "Chilena". Yo soy chileno pues soy de género masculino, pero mi nacionalidad no puede ser "Chileno".
Eso es todo. Ahora escucharé una canción de color chilena.

QUIERO UN PC

De tanto andar de ciber en ciber conectándome a internet, se me ha hecho familiar una frase que repiten constantemente los clientes que ingresan a conectarse de la misma forma que yo lo hago. No es nada especial, pero así como en otra oportunidad hice una pequeña lista de las frases que decimos bien, pero que si las usáramos literalmente estarían mal dichas (leer artículo).
En este caso la frase es “quiero un computador”, o “quiero un Pc”. A veces cuando veo a alguien entrando al ciber, me predispongo a escuchar la frase y la dicen tal cual. Me dan ganas de reír, pero es poco decoroso y a la vez inexplicable.
Me imagino cuando el dependiente del local de Internet le responde: “…claro…el número 6…”, que el cliente lo tomará y se lo llevará.
Así debería ser, si el le acaba de manifestar que quiere un computador y no que quiere conectarse un rato a la red.
En algún lugar de estos, donde ya conozco a quien lo atiende, a veces me pregunta “…quieres un Pc…”, entonces yo digo “… no, quiero conectarme un rato a internet…”.

Ya tengo un Pc, y si quisiera uno, estoy seguro que él no me lo regalaría.

E M PA N A D A S (en Chile y Argentina)

Dos detalles alusivos a un producto tan chileno como las empanadas.

En el verano de 2008 una mesera se acerca a ofrecernos la carta del restaurant, en un barrio muy concurrido en Mendoza. Mientras resolvíamos que servirnos, ella nos deja solos en una mesa, a orillas de la calle Arístides Villanueva y le consulto a nuestro anfitrión si las “emapandas” son algún alimento típico que yo desconozco, ante lo cual el se sorprende respondiendo negativamente.
Cuando la niña llega de vuelta, le digo en un sarcástico tono: “...quiero dos emapandas...”. Ella me mira extrañada, quizás pensó que la estaba molestando. Le muestro entonces la carta plastificada y con una notable preocupación por su diseño y colores, la cual decía claramente “Emapandas”, detallando que las hay de carne, jamón - queso, queso - cebolla y capresse (no recuerdo sus ingredientes).
“Ah no” - dice ella -, “...aquellas son empanadas...”. Obviamente esta mal escrito, lo particular del caso es que está muy bien impreso y cuidado. Un pequeño cambio en el orden de las letras que ameritaba ser perpetuado para un comentario.
Por otra parte, en un céntrico restaurant de Valparaíso, en calle las Heras, parece promocionarse la novedad de las empanadas pequeñas. Entonces, lo que promueve el letrero son las “empanaditas” a $ 350.- cada una.
Ante la innumerable cantidad de faltas, como la “s” de Merluza (que se trató de corregir con un dedo) la incontrolable mezcla de letras imprenta entre mayúsculas y minúsculas, también está claro que dice “empamaditas”, es decir, la segunda “m” que aquí aparece, debería ser “n”. Esta anomalía se puede mejorar en la pizarra rápidamente, aunque todos sabemos que puede llegar a ser incluso un poco peculiar o, si se quiere típico de Valparaíso, un letrero mal escrito. Y hay muchos.

Ah, me olvidaba que la palabra de hoy es “EMPANADA”.