miércoles, 21 de enero de 2009

BARACK


Un día un llamado telefónico me despertó para decirme que encendiera mi televisor. Era muy temprano en la mañana y en realidad, muy poco entusiasmado sólo esperé ver neumáticos quemándose en la calle, vehículos policiales arrojando agua o bombas lacrimógenas, en fin, todo lo que se veía los días 11 de Septiembre. Pero esta vez fue diferente.
Ese fue el inolvidable 11 de 2001. La noticia era otra, un avión se había estrellado en una de las torres gemelas del World Trade Center.
Mientras todos veíamos eso en directo, otro avión embiste a la otra torre. Se empezó a especular de que ya no parecía un accidente.
Empecé a revisar los canales internacionales y todos parecían saber que no era un accidente aéreo.
A pesar de haber visto algunos videos sobre aquel día, mantendré la idea de que fueron los aviones los que derribaron ambos edificios.
Estados Unidos no es mi país, nada me vincula a él, pero me costó trabajo creer que esos edificios se estaban derrumbando y que su caída física y simbólica estaba siendo transmitida en directo a todo el mundo. Por un momento pensé que eso no podía estar ocurriendo. Incrédulo me mantuve hasta varios días después.
Cambiaron las postales de New York. Cambió el semblante de millones de personas y para miles de familias la vida nunca volverá a ser igual. Y estuvimos ahí presenciando aquel momento.
Casi ocho años después, la televisión nos mete de nuevo en la vida de los norteamericanos y transmite en directo el cambio de mando en el cargo de Presidente de los Estados Unidos.
Se dicen tantas cosas acerca de esta país, inventadas y reales, que ya parece que en él no vivieran personas. Parece que fuera sólo un "monstruo". Pero no vimos un programa de televisión, no vimos una guerra en vivo y en directo, no vimos un espectáculo editado y arreglado para ocultar cosas que el mundo no podría ver. Sólo vimos un juramento de un Presidente. El primer presidente negro de ese país. Ni en las mejores películas o en los mejores sueños de los norteamericanos estaba esa posibilidad.
Hace mucho tiempo que el mundo está cambiando, pero nos cuesta darnos cuenta. Aquí mismo en Chile, los “condoros” que antes pasaban inadvertidos ahora son denunciados, publicados y juzgados, y da lo mismo quien sea el culpable. En cualquier momento puedo salir en televisión captado por cámaras escondidas haciendo quizás qué cosa. La cámara de un celular te puede cagar la vida. Todo ha cambiado.
Tal vez por eso el presidente Barak Obama, en pleno juramento, interrumpió a quien le leía las frases que debía repetir (con en los matrimonios cuando los novios repiten lo que dice el cura), me imagino yo que por ansiedad. Así también, ante una frase algo larga, Obama sólo fue capaz de repetir las primeras palabras pues no alcanzó a memorizar todo, haciendo un gesto con la cabeza y sonriendo para que le volvieran a repetir el texto. Dos detalles que parecen recordarnos que ahí hay una persona, detalles que puedo notar pero que serían miles si bajo ese impecable terno estuviera metido yo.
No alcanzo a diferenciar entre un republicano y un demócrata, salvo lo que me dicen explícitamente las palabras mismas, literalmente. Esto lo digo pues no me interesa involucrarme con el político negro que es presidente de Estados Unidos. Quise escuchar la traducción de su discurso para saber si el país del norte es un monstruo o, por fin, va a ser otro país lleno de personas, de millones de personas. Personas que se equivocan como el mismo presidente en su juramento. Personas que no son el FBI ni la CIA. Personas que trabajan como tú. Que sienten frío, que sufren con inundaciones y tornados, que discriminan y que son discriminados. Como en todos lados.
Si tengo que hacer un aporte, no quiero hablar de los “yankees” como unos energúmenos, quiero pensar que ellos quisieron elegir a otro gobernante porque quieren cambiar las cosas. No soy yo el encargado de cambiar el sistema en Chile y tampoco transpiraré para cambiarlo en Estados Unidos. Espero que mi rol en este planeta sea otro.
Ojalá no sea un tema recurrente lo que haga o no haga este nuevo presidente. Sería una muy buena señal que impusiera la moda de dejar de decir “America” para referirse a su país. Aunque suena bastante impopular allá, sería muy bueno para todos nosotros, el pueblo al sur de Estados Unidos.
Tengo la convicción de haber presenciado por televisión un momento importante para el mundo, espero que el tiempo le de esa consistencia y que no decaiga el entusiasmo que se vive hoy.
Si tuviera que ser pesimista, cuadriplicaría la seguridad personal del moreno presidente, no quiero predecir el futuro, pero la gente que se vuelve muy popular en Estados Unidos muere a temprana edad.

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