lunes, 30 de junio de 2008

UNA BELLEZA PARA PENSAR



“Una Belleza Nueva”, así se llama desde hace tiempo el programa que conduce Cristian Warnken que antes se llamaba “La Belleza de Pensar”. He tenido la posibilidad de verlo en TVN, casi de casualidad, al tratar de ver mi querido y opinado “Estado Nacional”, al final de la noche del Domingo.
Como muchos ya deben saber, Cristian conservó la idea y el formato del programa. Por ahí, en un programa lo escuché entrevistar a alguien que nunca había visto y tal vez nunca volveré a ver, en francés. No puedo decir “en perfecto francés”, pues no es un idioma que me interese mucho y no lo entiendo, sin embargo me pareció que sonaba bien hablado.
Este profesor de cuarenta y tantos parece ser muy culto, al menos al hablar con pensadores, escritores, filósofos y artistas de diversas disciplinas, y al opinar sobre libros, historia, tendencias artísticas y temas varios.
Para mi, que no leo, resulta una lata. A veces pareciera que ni él ni sus entrevistados supieran hacia dónde va la conversación. Debo decir que eso me parece entretenido.
Después de algunos capítulos vistos con mucha paciencia, he llegado a descubrir un detalle acerca del conductor, que debo mencionar.
Al igual que en la vida cotidiana, la cual me ha presentado a muchas personas con esa característica, Warnken tiene una muletilla que a estas alturas se ha tornado insoportable. Aparte de interrumpir constantemente a sus invitados con datos o frases que supongo son aportes, lo cual me parece un horrible deporte asociado a la comunicación, a cada momento, mientras sus invitados se extienden en algún tema, se le oye el fonema “mm”. Ese sonido que algunos emitimos cuando estamos comprendiendo o asintiendo lo que escuchamos, al mismo tiempo que pensamos en eso. No es tan malo, pero a veces el terrible “mm” aparece en cualquier momento desde su boca, aun cuando el invitado no ha terminado su frase o reflexión.
En una actitud de ex presidente de la república, juntando las yemas de sus diez dedos, la cabeza un tanto inclinada y una mirada oscura como su barba, no me parece percibir en él tanta concentración. Y sus constantes y molestos “mm”, suenan absolutamente desfasados en relación al discurso del entrevistado. A veces creo que sus comentarios desconcentran al invitado, pero para estar seguro de eso yo tendría que preguntárselo a ellos personalmente.
¿Pone realmente atención en lo que está oyendo? Imagino que sí, para eso está él ahí, pero ese fonema no suena bien para mi, si yo fuera invitado al programa, probablemente le diría algo así como “ya po’ huevón cállate”.

Afortunadamente, no creo tener nada que decir ahí.

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