viernes, 12 de diciembre de 2008

NI UN LETRERO


Estuve a punto de no ser yo quien tomara esta foto y, por el contrario, ser el fotografiado dentro de este hoyo junto a la incondicional Chevy. Hace unos días, de noche, me encontré con la sorpresa que al final de la calle Molina, al llegar a la esquina de calle Aldunate, o sea, al tope del cerro, había un corte en la calle con uno hoyo de forma rectangular. Afortunadamente, a pesar que era de noche, iba a muy poca velocidad, como siempre en esa pequeña y oscura calle, lo cual me permitió esquivarlo y avanzar por lo que podría ser “media” vía disponible a la derecha de la calzada.
En este lugar habían antiguos hoyos, de aquellos típicos de todas las calles en que los asfaltos baratos duran menos que un cigarro para siete. Yo ya me había acostumbrado a esquivarlos pues eran pequeños y podía pasar las ruedas a su alrededor.
Me parece muy positivo que el actual desnivel sea la señal de que están reparando el antiguo agujero. Lo que me parece negativo es que la excavación para renovar el pavimento, debe tener al menos veinte centímetros de profundidad, o tal vez un poco más. De todas formas es una altura suficiente, para que un vehículo pequeño como la chevy, a unos cuarenta kilómetros por hora, en plena ciudad, sufra un fuerte impacto con las imaginables consecuencias para su sorprendido chofer.
Digo sorprendido pues, tal como lo muestran las fotos (tomadas el Jueves 11 de diciembre, antes de la medianoche del viernes), no hay ni una sola señal de advertencia del peligro. Es un tramo muy oscuro de esta calle y nada indica que al final de ella el tránsito se desvía hacia un costado debido a estos arreglos. Es una trampa mortal que está esperando a algún chofer descuidado que, espero, no exista, al menos ahí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡¡GUARDA CON EL HOYO!!!!