miércoles, 18 de marzo de 2009

PARA EL BRONCE


Aun se emite por canal 13 el programa “Sábado de reportajes”, obviamente los días Sábado y después del noticiario de las dos de la tarde.

Se trata de un incansable recuento de tantos y variados reportajes, documentales o hasta la repetición del ya asimilado “Cazadores de mitos”.

Algunos documentales o reportajes están incluso fuera de tiempo y pareciera ser que los repiten casi como curiosidades por lo antiguo. También han mostrado muchas biografías, algunas de ellas bastante interesantes, sobre todo cuando se han enfocado en personajes chilenos del ámbito del las artes, en los mejores casos, así como del rubro de la televisión en general, entendiendo cualquier programa como un negocio.

Más allá de cualquier consideración fundamental acerca de la religión, un día, hace ya un par de años creo yo, me encontré en pantalla con un documental acerca de la vida y obra de San Alberto Hurtado, aunque es muy probable que en el momento de la realización, este santo sólo haya sido el “Padre Hurtado”.

Ya había transcurrido más de la mitad de la biografía, lo supe pues esta terminó a los pocos momentos de haber llegado a sintonizar el canal católico.

Entusiasmado por ver qué reportaje mostrarían a continuación, me quedé escuchando las palabras finales de quienes entonces conducían este Sábado de reportajes: Claudia Godoy y Ramón Ulloa. Como buenos funcionarios de una estación televisiva regida por los principios y normas de la Iglesia Católica, cerraron la historia del Santo con elogios y palabras que sólo engrandecen su figura.

Lo que no estaba en los planes fueron las citas de doña Claudia que, después de Ramón cerró la historia con la siguiente frase para el bornce: “...y como decía el Padre Hurtado....”contento Señor contento”, por un lado y “ dar hasta que duela”,por el otro...”.

Creo que antes de un segundo yo ya estaba enroscado de la risa, sintiendo eso sí que ya no podría decirle a nadie lo que había visto y oído en el canal 13. Qué ganas de haber detenido la emisión, haber devuelto todo y haber llamado a cuantas personas pudiera para que oyeran lo mismo que yo.

Claudita no pudo suponer que uno de sus miles de televidentes (aunque debieron ser más) tendría una imaginación y un doble sentido a prueba de la tele. Obviamente la risa sólo fue mía, ellos en ese momento guardaron un par de segundos de silencio y continuaron presentando otra cosa, ya ni recuerdo qué era. Me sorprende que, siendo esta continuidad grabada, no haya sido editada por alguien mas suspicaz, advirtiendo que por más católicos que sean, el mensaje se notaría distorsionado.

¿Qué habría pensado el Padre Hurtado si hubiese oído esto? Tal vez habría dicho algo así como: “... me sacaron de contexto...”

Está de moda ¿o no?.

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