Hace ya varias semanas que vi en televisión, más exactamente en el espacio local dedicado a la quinta región, un sport comercial de la empresa Chilquinta, proveedora de gran parte del servicio eléctrico de la región de Valparaíso. En la publicidad televisiva se trata de transmitir un mensaje hacia los adultos desincentivando la práctica de “colgarse” del tendido eléctrico, hecho que supone, obviamente contar con energía de forma gratuita. Todos sabemos que la empresa tiene muchas pérdidas por ese concepto, sin embargo el mensaje no expone la merma en los ingresos, sino más bien está orientado a mostrar lo riesgoso que es para las personas tomar energía desde los cables de forma improvisada y sin el conocimiento ni la infraestructura requerida por los profesionales en el tema.
Para hacer pensar a la población en lo “irresponsable” de esta conducta (irresponsabilidad es la idea fuerza de la campaña), se hace una analogía entre colgarse del tendido eléctrico y pasarle las llaves del auto a un niño de aproximadamente seis o siete años. Si comparamos, efectivamente nadie pensaría en pasarle las llaves de un automóvil a un hijo de esa edad, entonces, tomar energía ilegalmente constituye una irresponsabilidad similar.
En otra ocasión, caminando por la vereda (no sé por qué la gente siempre dice que camina por la calle, cuando eso es tan peligroso), pude ver en un paradero de micro, la misma publicidad en un afiche. Aparece ahí la mano de un adulto ofreciéndole las llaves de un auto a un niño. Pero además había otro ejemplo de adultos irresponsables, una madre pasándole un frasco con pastillas que parecen de verdad, a una niña disfrazada de enfermera o médico.
Ambos casos se comparan al riesgo de conseguir la energía eléctrica de manera informal.
Lo que a mi me llama la atención es que para esta campaña, se tomaran casos relacionados con los niños. Es cierto que en un hogar, donde se supone la presencia de menores de edad, lo de la energía eléctrica es un tema de cuidado, pero también es verdad que un adulto debe ser responsable por sí mismo y ante conductas que afecten su propia vida e integridad. Por ejemplo, un adulto puede ser irresponsable si conduce un vehículo en estado de ebriedad y no es necesario que esté transportando a niños u otras personas. En ese caso el mayor de edad está siendo irresponsable con él mismo y está poniendo él en riesgo su propia vida. Hay muchas cosas en la vida cotidiana en que los adultos debemos ser responsables y debemos hacernos cargo de lo que hacemos. Responsable viene de responder y ese es nuestro trabajo, responder por nuestras acciones.
Yo hubiera preferido no usar a los menores de edad como “fuente de origen” de la irresponsabilidad de los adultos. Es cierto que no hay que colgarse del tendido eléctrico, pero así también hay que enseñarle a los niños a no robar y a no engañar a las personas, por ejemplo. Tenemos muchas más cosas que pensar y hacer con nuestras propias vidas cotidianas y muchas cosas más por mostrarles a ellos. En el fondo creo que deberíamos dejar que los niños jueguen y estudien. Harto tenemos que hacer por ser responsables con nosotros mismos.
Por otro lado, ya los niños están tan o mejor informados que nosotros, ellos nos pueden enseñar mucho también.
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