martes, 9 de septiembre de 2008

LETRERO ROTO

Insisto, no soy brujo y no pretendo serlo.
Los primeros días de Septiembre tome la foto de la señalización de la esquina de las calles Rodriguez y Monjas (Las Monjas, como dice el letrero), a plena luz del día y con el sol en contra, por eso protegí el lente de la cámara del sol con el mismo objeto y activé el flash. Esa fue la única forma que se me ocurrió de poder captar al graffiti que escribieron algunos muchachos sobre él.
En realidad, ese fue el motivo principal de haber captado esa imagen. La tomé en el contexto de una serie de escrituras poco legibles pero muy de moda que se encuentran en mi barrio y de las cuales pretendo escribir más adelante.
El día lunes 8 de este mismo mes, he descubierto con impotencia la destrucción de esta señal, lo cual provocó inmediatamente que lo registrara.
Mientras enfocaba con la cámara aparece una vecina a botar la basura en esa misma esquina. Ella supuso que yo lo denunciaría e insinuó preguntármelo. Le dije que esa era la idea. Esta vecina que yo nunca había visto, vive justo al frente de esta esquina y me comentó que la noche anterior, había visto a un grupo de al menos veinte muchachos que intentaban destruir los receptáculos de desechos ubicados ahí mismo, mientras escuchó que gritaban consignas en contra de Carabineros. La señora me comentó que los jóvenes gritaban cosas en contra de la policía vinculándolos a la derrota sufrida por la selección nacional de fútbol ante su símil de Brasil, esa misma noche. “...No entiendo...” me decía, “...qué tienen que ver los pacos con que Chile haya perdido...”
Bueno, todo parece indicar que estos niños que la señora vio, no fueron capaces de romper los basureros y se desquitaron con esta señalización. En cualquier caso, este mobiliario público nos beneficia a todos, lo que hace incomprensible su destrucción, sobre todo cuando se transforman en objeto de nuestros desahogos.
La única forma de buscarle una explicación es pensar, al menos, que quien haya cometido este acto, no es vecino y además, no vive en el sector del plan de la ciudad, como muchas de las personas que se reúnen unas cuantas veces al año para destruir nuestro Valparaíso como si para ellos, el centro fuera una ciudad enemiga.
Bueno, el letrero ya está partido en dos y seguramente, algún otro vecino, tuvo la delicadeza de dejar la parte superior apoyada ahí mismo, ya que por alguna razón, no fue arrancado de raíz.
Me da pena, y cada vez más cuando veo que pintan las señales del tránsito, o estas indicaciones que ayudan a nuestros compatriotas e incluso a los turistas que tanto necesitamos, a ubicarse en nuestra ciudad patrimonio.
No es necesario hacer esto. Es mi calle, es mi barrio, pero no sólo este sector, mi calle, mi barrio, mi ciudad, mi propio país, ese es Valparaíso, aquí nací y espero aquí dejar este mundo algún día, pero yo trato de cuidarlo. Cómo le explico a los jóvenes que no es necesario rayar ni romper la ciudad para expresarse.
A propósito, una casa de mi calle está siendo ampliada y remodelada. Según mis cálculo creo que allí viven al menos un par de lolos. El detalle es que la casa está recién pintada de un tono ocre, bastante parejo y concentrado. Hay mucho dinero invertido en pintura en esos muros exteriores.
Al momento de este escrito, la madrugada del martes 9 de Septiembre, el muro aún está incólume, con una calidad de pintado que de verdad, se ha transformado en el más grande lienzo para un espectacular graffiti por estos lados.
Ojo con la fecha, veremos cuánto dura en esas condiciones, apenas lo vea rayado lo publicaré. A ver si a los lolos residentes o a sus padres les parece buena idea ensuciar así las paredes de su casa, o tal vez sólo es atractivo pintar las paredes de otros... Puede ser, es muy probable. Así somos en Valparaíso. Así somos en Chile.

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