martes, 2 de septiembre de 2008

SIN DISCERNIMIENTO


Cuando veo en las noticias un video que muestra a un asistente policial disparándole a un menor de edad, me produce cierta inquietud. Es normal que ocurra eso cuando las imágenes son reales y no una película con actores simulando un crimen. El joven del video luego murió y el policía ahora, después de casi un año, es condenado a 541 días de presidio remitido, con orden de arraigo y prohibición de ejercer cargos públicos mientras dura la condena (si me equivoco en la condena exacta, me excuso y recibo aportes).
El problema no es la condena, el problema es la sentencia (como diría Arjona). Lo que ocurrió es que el menor de edad entró a asaltar junto con otros niños buenos e inocentes una farmacia. El lugar estaba lleno de gente, clientes y dependientes, cuando el joven fue herido, sus compañeros en la lucha arrancaron como niñitas ante el viejo del saco. Me pregunto que habría ocurrido si ese asistente policial no hubiese estado ahí o si no hubiese portado un arma. Probablemente el asalto habría prosperado y de todas formas más de una persona habría resultado lastimada.
Aunque no tengo los detalles de como ocurrió el hecho, dudo que los niñitos hubieran entrado a cometer un asalto desarmados, eso me garantiza que ante la más leve situación de resistencia, la historia podría haber sido más trágica.
Pero estamos en Chile y acá las cosas no andan tan bien. La familia del delincuente gritándole “¡asesino!” al imputado está dentro de los hitos más insólitos de esta semana en las noticias, digno de un “Top five” para CQC.
¡Por qué tiene que pasar esto en mi país!. Si el asalto se hubiese concretado y uno de los jóvenes mata a alguien en el interior del local, lo habrían mandado a un centro de rehabilitación del Sename, previa certificación de que actuó “sin discernimiento”, así como para que la gente no diga nada y luego, como siempre ocurre, a la calle, libre, como el mismo aire, como las palomas, como el sol cuando amanece, como el mar.
Nosotros, que estamos constantemente dando muestras de que somos cada vez más vulnerables en el tema de nuestra seguridad (rejas, empresas de seguridad, perros, etc), que tenemos que meternos el celular en un zapato y salir con lo justo, que no podemos tomar fotos tranquilamente en la calle, que acompañamos a nuestras pololas o amigas al paradero a cualquier hora, que vamos al cajero automático siempre acompañados, todos nosotros, los chilenos, muchas veces preferiríamos que ante una situación así, alguien nos defendiera de estos pobres niños sin discernimiento y los amedrentara para salvar nuestras vidas y las de otros.
Es cierto, el joven murió, pero el policía evitó un asalto y la eventual muerte de muchas personas. Ahora está condenado.
Atención comunidad extranjera toda, esto pasa en Chile. Pasan muchas cosas, y las noticias nos dejan al descubierto, pero aparte de las platas que los diputados se iban a asignar como fondos para costear el combustible, esta noticia me provoca una confusión a tal punto, que he llegado a pensar que el camino que he elegido, el de la honestidad, el de no cagarme al prójimo, el de ganar poca plata pero honradamente, no es el correcto.
De pronto, cuando veo a unos tipos que no son ingenieros ni médicos ni periodistas ni cantantes famosos ni futbolistas, mostrando un equipo celular que yo no podría pagar ni con tarjeta de crédito, dentro de un auto del año, con llantas desplazadas, alerón y bramador, que no podría comprarme en años de trabajo (además que no lo haría), ahí me doy cuenta que algo estoy haciendo mal.
Hay muchas cosas que no se ganan en Chile a costa de mucho esfuerzo y perseverancia. Yo no soy un ejemplo de esfuerzo, pero prefiero estar de este lado, y si alguna vez algo le ocurre a algún ser querido, no dudaré en convertirme en asesino, total acá está todo al revés y podré estar libre.
Tal como lo sentencian unas palabras de un tango muy controvertido en la segunda mitad de la década de los treinta (siglo pasado), que parece haber sido escrito esta semana: “... vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos...” Y hacia el final: “...que a nadie importa si naciste honrao, si es lo mismo el que labura noche un dia como un buey, que el que vive de las minas, que el que mata, que el que cura o esta fuera de la ley...”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Verdad que el mundo está al revés????Especialmente en aquellas familias donde no hay reglas ni deberes, porque los niños deben ser libres y hay que dejarlos ser. Donde hay que darles todo el dinero que pidan porque ¿para qué hacerle difícil la vida? Hay que darles siempre la razón contra los vecinos, profesores y autoridades, pues todos ellos están llenos de prejuicios en contra del niño.
Yo creo que estos padres de familia son los primeros que necesitan y con urgencia un tratamiento con un psicólogo, porque son este tipo de "individuos" los que están criando y educando a estos "niñitos" buenos que no tienen discernimiento. ¿¿"Quo vadis"??

Anónimo dijo...

interesante lo que planteas.

hace un año apuñalaron a mi hermano, cerca de la casa, tenemos la suerte de vivir en un "barrio acomodado" de San Miguel, sin llegar a ser cuicos ni nada, mi viejo se saca la cresta trabajando, mi hermano y yo, pagamos nuestros estudios para aportar a la causa, ya que la situación no es la mejor.

y siento lo mismo que tu cuando veo a esos bien descritos, no ingenieros, no arquitectos, no gente que se meresca los que tiene.

y no dudé un segundo en salir con un corvo oxidado a perseguir al pendejo cobarde sin discernimiento que apuñalo por la espalda a mi hermano, claro que me detuvieron antes de lograr el cometido, por suete me detuvo mi familia, y no un honrado caravinero que me habría llevado a un tribunal y me habrían enjuiciado por... atacar a un peligro público y habría terminado preso por mucho tiempo.

yo elegí el mismo camino, no cagarme a nadie, no pisotear al de más abajo, y trabajar para tener mi recompenza.

pero no dudaría un segundo si algún amigo, o familiar está en peligro por estos tipos.

pensé mientras leia el blog que tienes mucho resentimiento, y yo también lo tengo.


no cambies el camino, es el más satisfactorio al final, y nos diferencia de los animales.


saludos El Cactoos

Anónimo dijo...

No creo que "resentimiento" sea la palabra adecuada, creo que la palabra es impotencia. El sabor amargo de ver que la gente, las cosas y las instituciones no funcionan o funcionan al revés. Creo que hay que pensar en hacer las maletas y dejar este sistema mediocre (que ya no tiene mejorías posibles)y establecerse en una nueva sociedad donde se respeten los derechos individuales de todas las personas, donde el estado cuide y proteja a su gente, a la que ayuda a construir una sociedad mejor, y no a los que la destruyen delinquiendo asesinando.