EX FLACOS

Inevitablemente cada cierto tiempo recuerdo la frase “Guatón copión”. Este dicho impuesto por el mítico Pepito TV, hacía a fines de los años setenta, es una inequívoca alusión a Don Francisco. El tema era que el corpulento animador de Canal 13, le copiaba todos los concursos en su programa Sábados Gigantes al esbelto Fernando Alarcón, en el show que éste conducía en el Japenning con Ja.

Otros tiempos.

Pero resulta que Pepito TV no fue nunca ofensivo con Mario Kreutzberger y por su parte Don Francis siempre asumió su condición física a pesar de su intensa actividad laboral y su práctica de deporte.

En tantos programas actuales de televisión, constantemente están revisando imágenes del pasado, de antiguos estelares o concursos que nos hacen recordar a unos más que a otros momentos imborrables de nuestra historia televisiva. En muchos de ellos se ha podido notar (y a alguien le escuché esta observación) que la contextura física de los chilenos ha cambiado.

Éramos todos flacos, o eran todos flacos. Lo curioso es que no eran sólo jóvenes. Muy pocos niños gordos u obesos como se dice ahora se pueden ver en la pantalla de aquellos años, así mismo los adultos no mostraban ese descuido en sus cuerpos, que ahora es una realidad muy cruda y que atormenta a muchas personas día a día.

Lo más seguro es que en los setenta u ochenta, la gente ni siquiera se preocupaba de adelgazar, al menos de la forma que ocurre ahora. Era tan sencillo como que, cuando yo iba al colegio, el “guatón” del curso siempre jugaba al arco y no creo que ese “treintón” en este momento sea un gordo o un ex gordo con severos traumas o secuelas derivadas de esas jugarretas.

Ahora si un niño dice eso en el colegio, seguramente provocaría que llamaran a su apoderado por ser ofensivo y discriminatorio en el juego con su compañero que posee una contextura mas gruesa o con serios problemas de obesidad infantil.

Una razón podría ser que los derechos del niño, los derechos humanos o los derechos del escolar están siendo pasados a llevar. Otra razón es que en estos tiempos, la mitad del curso debería jugar al arco según el criterio usado en mi niñez.

Antes eran todos delgados. Así al menos se ve en televisión y no en reportajes editados ni programas manejados por el poder, sino en concursos, en las calles, hasta en las celebraciones después del plebiscito en 1988, los chilenos éramos más flacos. Aunque no faltará el insistente y latero comentario que postulará que esto se debe al estado de hambre en que vivía el país durante la dictadura. Gente hambrienta ha habido en todos los gobiernos de todos los países del mundo y en todas las épocas (hasta hoy) así que esta idea no la consideraré.

Tal vez no existían los carritos de completos, quizás no llegaba a Chile la cadena Mc Donald’s, o a lo mejor no era tan concurrida. Había una o dos marcas de leche y sólo era leche. Lo mismo con el yogurt. Se compraba carne en la carnicería, pan en la panadería y todos comíamos de todo. No existían las barras de cereales, ni chocapic ni zucaritas. Yo tomaba leche con avena y cuando se podía, con Milo.

Se comía pescado, pollo, carne, mariscos sólo con limón, verduras y frutas. Y eran todos flacos.

Sólo las personas de la tercera edad me parecían más gorditas. Si alguien tiene dudas, recomendaría echar una mirada a las fotos de nuestra infancia. Nuestros padres, tíos, familiares o amigos de nuestros “adultos”, todos se veían esbeltos con esos vestidos ajustados con sólo un cinturón o los pantalones “pata de elefante” que lograron sobrevivir los primeros años de los ochenta.

Ahora nuestra generación es la de los padres y tíos. ¿Cómo estamos físicamente nosotros? Muchos hay con algunos kilitos demás. Las mujeres vestidas con colores oscuros para ocultar los rollos que nadie asume a los treinta y tantos y después de un par de hijos como mínimo.

Todos eran más flacos. Nuestros padres, cuando tenían nuestra edad, eran más flacos que nosotros. Estoy seguro de eso.

Chile está engordando. Todos al arco.