jueves, 6 de noviembre de 2008

FACEBOOK


De un tiempo a esta parte se ha hecho recurrente encontrar, en algunos portales de noticias o, sencillamente en los sitios de algunos diarios de circulación nacional, una noticia o nota relacionada con el ya sobreexpuesto fenómeno del “facebook”.
Me incluyo entre los millones de seres humanos que pertenecemos a esta gran bola de nieve, y que tratamos de sacarle partido de una u otra forma. Para eso está.
Aun hay personas que lo usan como un fotolog un poco más desarrollado. En fin, cada uno le da el uso que estima conveniente.
Como todos los avances que ha tenido la red en su breve historia, este espacio no ha estado exento de polémicas, críticas, detractores y fanáticos que lo odian y que nunca participarían de él. Una de las razones que leí por ahí, dice que esto no es otra cosa que una estrategia imperialista que pretende conseguir las bases de datos de muchas personas en el mundo, de manera de tener cierto control sobre sus vidas y qué sé yo qué más. En realidad, si me pongo a pensar así, tal vez ni siquiera me conectaría a internet, nunca usaría cámaras web y menos el messenger.
Pero no es para ponerse tan grave. Aunque así fuera, tengo que trabajar igual que todos los chilenos (casi todos), y debo comprar pan. Debo votar, procrear y escribir en mi blog, así que mi vida no cambia mucho si los norteamericanos tienen mis datos gracias a facebook. Si con los satélites y sus fotos, expuestas en el polémico Google Earth, ya saben si mi camioneta está o no estacionada afuera de mi casa. Qué más da.
Podrán esgrimirse miles de razones para tomar partido en contra o a favor de pertenecer a esta red mundial de amigos, pero no es lo que me interesa publicar ahora.
En realidad, escribo para destacar algunos episodios que se han hecho parte de nuestra vida cotidiana. Algunos más importantes que otros, por cierto, pero de todos modos, todos imposibles de imaginar sin facebook.
Aun leo comentarios de personas que escriben al pie de una foto publicada en este espacio, haciendo mención, como un hecho digno de nuestros antepasados, a las fotos tomadas “sin” cámara digital. Casi destacando el hecho que tal o cual foto se tomó con “...una cámara de esas antiguas...”. refiriéndose a una cámara análoga que usa película, como han existido por más de cien años y que aun muchos conservamos.
Esto a propósito de las fotos de nuestra infancia, de nuestros abuelos, nuestro barrio, nuestro(s) colegio(s), etcétera, que exponemos quién sabe para qué. Los más jóvenes hacen reproducciones de estas reliquias fotografiándolas nuevamente para poder cargarlas al computador y subirlas a la web. Pero el resto, se ha dado el trabajo de resucitar el viejo y querido escáner, sobre el cual ya habían muchas revistas y/o papeles. Ahora el escáner, gracias a facebook, ha vuelto a adquirir un rol protagónico en la exposición de nuestras propias historias.

Una de las gratas sorpresas que esta red nos da, es poder conocer, a lo menos, un apellido de la mayoría de las personas que reencontramos aquí. En otros casos el nombre de algunas de ellas.
Si apareció el amigo de tu barrio de cuando tenías ocho años y te invitó a ser su amigo (concepto que usaré para efectos de facebook, no en la realidad necesariamente), recién ahí, el año 2008 te diste cuenta que “el Negro González” se llama Javier, cosa que nunca supiste en esos años. O por otro lado, toda la gente que saludaste por ahí, “el Pablo”, “la Maca”, ”la Sole”, “el Jorge” y quién sabe cuántos más, resultó que efectivamente tienen apellido y, en algunos casos, más de uno, depende de cómo se presenten. Por eso es que cuando aparece alguien invitándote a ser su amigo, y se muestra con un apellido que nunca has escuchado, más vale que su foto sea aclaratoria o si no, nunca supiste quién cresta era, aun si es un tipo que ves todos los días.
Ya que estamos en el juego, creo que es bueno conocer un poquito más a las personas y asociarlos con un nombre un poco más completo.

Sumándose a la moda de los apellidos y los escáneres, creo que, lejos, la más trillada de las consecuencias del facebook, son las reuniones de compañeros de colegio.
No sé si conozco a alguien que se haya vacunado en contra de esta enfermedad. No creo.
Afortunadamente, el tiempo juega a mi favor, y nuestras reuniones de liceanos viriles muchachos de alma fuerte y de gran corazón, se han venido realizando desde que cumplimos los diez años de egreso de cuarto medio. Eso es lo que a mi me toca, pues mi enseñanza básica no tiene tantas marcas como la media. Lo que diferencia las reuniones previas a facebook de la última, hace unos meses, es que en lugar de asistir veinte compañeros, fuimos treinta, y de aquí en adelante es probable que hasta los profesores aparezcan, vaya a saber uno.
Los grupos de facebook de ex alumnos de cuanto colegio o escuela existe en el país y las reuniones programadas de todos estos es una real fiebre.
Cualquiera sea el caso, estamos dentro y somos partícipes de todo esto y mucho más.
Quizás sea una moda, o varias modas en una, o varias modas a consecuencia de una. Como sea, sugiero sacarle partido a esta adicción. No me interesa que mi cumpleaños aparezca ahí para que todos me llamen, prefiero publicar una tocata para que todos vayan y luego subir las fotos para que vean lo que se hizo.
Sigamos jugando a facebook, y recuerden no escribir cosas íntimas en las fotos o en los muros.
Al menos no en el mío.

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