martes, 15 de marzo de 2011

¿BUSCANDO QUE?


Me había rehusado a ver por televisión cualquiera de los programas que se han presentado como “busca talentos”, pero en los últimos días caí en uno de esos, perdón, en dos. Uno de ellos busca talentos en el canto y el otro que alcancé a pinchar, se dedica a descubrir a los mejores imitadores.
Cuando uno tiene referencias lejanas o cercanas de un artista, cuando hay un historial de fama y popularidad y, lo peor de todo, cuando ya hay muchos antecedentes sobre imitadores chilenos y de gran calidad, lo que se puede observar en la tele no es más que un gran cúmulo de bochornosas parodias. Es decir, el juicio se vuelve mucho más fino y por ende, más crítico.
Pero está la otra parte.
Da lo mismo el canal que tiene un tipo de programa u otro, el problema no es de una estación televisiva, lo más grave está en el fondo del proyecto. Pero no en el proyecto original. Todos hemos visto por el portal Youtube, que hay cantantes impresionantes, de todas las edades, aspectos y clases sociales en los países originarios de la idea, que son aplaudidos sin distinción. Y también hay de los otros.
El famoso caso de Susan Boyle en el programa busca talentos, es algo que mantiene ilusionadas a muchas dueñas de casa chilenas, que jamás en sus vidas van a alcanzar fama y popularidad gracias a la grabación de un disco. La razón es simple.
En Chile no se busca talentos, se busca rating.
El rating hace que se muestren engendros del canto y del espectáculo, más dignos de aparecer en el show del payaso Krusty que en nuestra televisión, y también la exposición de situaciones personales y familiares que deben conmover a nivel de una teleserie, a todos los espectadores. Ah, se me olvidaba, de vez en cuando aparecen chilenos que cantan de forma increíble.

Me he preguntado cada vez que la veo, cómo Nicole puede juzgar a cantantes, una cantante que siempre ha estado cerca de ser alguien importante en la música y nunca lo ha sido, una mujer que quiere seguir siendo adolescente por siempre cantando regularmente. Si hasta se refirió a uno de ellos repitiendo dos veces la palabra “espontaniedad” (queriendo decir “espontaneidad”).
Me merece, al menos, un poco más de respeto la trayectoria de José Alfredo Fuentes.
Aun así, competentes o no, me desagrada ver cómo, dependiendo de las circunstancias de rating o qué se yo qué, se pronuncian con desinterés y abulia sobre cantantes que han deslumbrado con sus voces. Como si no fuera eso lo que están buscando. Me parece que se quedan dormidos o definitivamente no están escuchando a quien está al frente de ellos. Esa mala costumbre de hilar fino, tratando de imponer términos técnicos, o como lo hacía Vodanovic, estudiando cual mateo del curso, términos, conceptos o historia relativa al show para parecer informado, cuando realmente, nunca tuvo idea de lo que oiría.
Estamos plagados de famosos “artistas” que no lo son. Cantantes que no cantan, reeagetoneros a quienes los coristas hacen todo el trabajo, cantantes que cantan, pero mal, en fin. Y hay chilenos y extranjeros.
Gente que ha hecho fama y fortuna a costa de no ser artista. Sin componer, ni cantar, sólo por tener buena pinta y haber estado en sus comienzos en el lugar preciso y tener los contactos indicados.
Así y todo lleno de famosos malos cantantes, el medio se da el lujo, por televisión y ante todo el país, de destrozar a los verdaderos talentos. Me tocó ver y oír buenos cantantes, pero el jurado los estudió como si tuviesen que encontrar malos cantantes y estos estuvieran lejos de cumplir las condiciones.
Yo conozco y he visto mujeres que cantan mucho mejor y que tienen temas mucho más interesantes que los de Francisca Valenzuela, por ejemplo. No la conozco, pero conozco a las otras. Pero a ellas nadie las conoce, para qué ir a la televisión si van a oír que les falta esto y esto otro para “ser como”.
Es horrible constatar cuantos cantantes ve uno doblando en televisión, famosos, y cómo hacen pebre a los que reamente cantan, coartándoles la posibilidad de ocupar espacios. Como dijo un amigo, el espacio que dejan las bandas, lo ocupa el bajista de la banda y su proyecto, el guitarrista con su mujer, el hijo con sus amigos.
Por eso acá en Chile no habrá Susan Boyle, nunca. Si no eres precioso, o alguien cercano no te tiende una mano desde adentro del sistema, sólo aspirarás a cantar por ahí, por muy bueno que seas, incluso, aunque hayas aparecido en televisión en un concurso que “busca talentos”.

P.S. Desde Armando Manzanero, nunca he visto un cantante mexicano, famoso internacionalmente, o al menos en Chile, que tenga ese aspecto de mexicano promedio. Los integrantes de Garibaldi, Lucero, Thalia, Paulina Rubio, Cristian Castro, etcétera. ¿Hay alguno de ellos parecido a Emiliano Zapata? Ese mercado es mucho más discriminatorio, y acá seguimos ese ejemplo.

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