jueves, 16 de octubre de 2008

CHILE - ARGENTINA


Cuando la selección chilena de fútbol clasificó al Mundial de España 82, nosotros éramos algo más de once millones de chilenos. La mitad de los que vimos la campaña previa de esa selección y el penal errado de Caszely, están muertos. Ahora somos dieciséis y algo millones de personas en nuestro país y desde el domingo que se estrenó la serie de los 80 en Canal 13, todos saben que Carlitos Humberto falló en la ejecución de un penal que lo marcará por siempre, tal vez, hasta después de su partida de este mundo.
En este minuto en que los ánimos están alterados positivamente por una victoria deportiva y negativamente por un histórico resentimiento en contra de los argentinos, es difícil hacer un análisis del fenómeno que nos inunda.
Hace tres días los medios y los hinchas pensábamos que nuestra selección estaba mal y que había jugado un pésimo partido en contra de su similar de Ecuador, lo cual es rotundamente cierto. Casi los crucificamos, todos.
El portero chileno, Claudio Bravo, pocos minutos después de terminado el encuentro frente a Argentina señaló, con la cabeza muy fría, frente a muchos micrófonos y en medio de un Estadio Nacional aun repleto, caliente y cubierto de rojo, que había que tomar este triunfo con mesura pues hace unos días eran villanos y ahora son héroes. Las palabras no son textuales, pero así, tal como suena es como yo lo entendí.
Es fuerte pero es así. Lamentablemente para Bravo, o para Bielsa, o para mi, la selección juega bien y juega mal. Un día se entienden en la cancha y de pronto, otro día, todo lo contrario. ¿Cuándo será el día en que la selección chilena de fútbol sea un poquito más regular en su rendimiento?
Recuerdo que la roja, en las eliminatorias (siempre se llamaron así, ahora, en actitud positiva se llaman “clasificatorias”) para el mundial de Francia 98, al bigotón Azkargorta lo crucificaron por haber empatado 1 a 1 gracias a un fortuito rodillazo de Javier Margas, con el equipo de Venezuela en la ya nostálgica localidad de Barinas, por aquellos tropicales rincones. Claro, la campaña no estaba siendo buena, pero fuimos muy duros con él.
Apareció la pelada de Acosta, y en el Estadio Nacional, le ganamos a Ecuador en un partido reivindicatorio para nuestro orgullo. Nelson Bonifacio era héroe nacional. También se perdieron partidos bajo su dirección, pero nos llevó al mundial, por diferencia de goles con Perú, y eso bastó para olvidar detalles pequeños. Sería todo.
Han pasado diez años de eso y no hemos vuelto a un mundial, ni con Garcés ni con Olmos ni con Acosta de nuevo.
De los que quedamos de esos once millones que vimos el mundial de España, ¿alguien recuerda la campaña eliminatoria de Chile?
No la recuerdo en detalles de números y no voy a investigar para aburrir con más datos, sólo puedo decir, por ejemplo, que el “gato” Osben era un arquero increíble. Si Garrido llegaba a línea de fondo y centraba a ras de piso hacia atrás, al centro del área, eso era gol de Caszely fijo, sin lugar a dudas. Menciono esto como recuerdos que tengo de esa selección del guatón Santibañez (Q.E.P.D.). Se me olvidaba que al Pato Yañez había que pararlo fracturándole las piernas, de lo contrario se podía mandar un carrerón como ese que todavía aparece en televisión, cuando le convierte el gol del triunfo a Paraguay, allá mismo, en el Defensores del Chaco.
Esa selección, fue despedida en su viaje a España, como un grupo de héroes de una campaña eliminatoria en la que terminaron invictos, es decir, sin perder ningún partido. Hay que decir, eso sí, que en ese tiempo no jugaban “todos contra todos”, como es hoy. Los equipos se eliminaban por grupos. Sin embargo, había encuentros de local y de visita y la roja (que no se llamaba así), no perdió nunca. Así llegamos a ese mundial (no fuimos a otro si no hasta el de Francia 98). Todos vimos partidos en la escuela, tal como lo mostró la serie, con profesor incluido.
Pero esa selección del 82 fue otra en Europa.
Hicimos un verdadero papelón en España 82. Hubo goles chilenos, Moscoso y Letelier hicieron lo suyo, por nombrar un par. Pero el arquero no volaba como antes, nunca supe por qué Carlos Rivas no viajó, creo que estaba enfermo. Tal vez Yañez debió hacer algo meritorio como para que después de ese invierno chileno, lo contrataran para jugar en el mismo país. La gloria de un ya experimentado Caszely no llegó, al contrario, se quedó en esa camiseta con el número 13 mirando el suelo después de patear ese penal que, a estas alturas, es ya un mito urbano.
¿Esperábamos eso de nuestra selección? No creo. No sé si esa paupérrima campaña mundialista estaba en los planes de alguien. Pero si a Chile no le ganaba nadie.
Eso fue lo más cercano a una campaña eliminatoria o clasificatoria regular.
Yo personalmente prefiero que Chile no sea un equipo imbatible si eso va significar que estaremos en un mundial y cumpliremos un rol digno por decir lo menos. Para qué pretender que le ganaremos a todos si después vamos a llegar a Sudáfrica a darle pases a los rivales, a defender empates y, pero aun, a jugar con la calculadora esperando que la selección de Trinidad y Tobago le gane 6 – 0 a Alemania para ver si pasamos a la segunda fase.
Nos alegra ganarle a Argentina, es verdad, es un momento histórico futbolísticamente hablando, pero creo que la situación es simple: hay que asegurar los partidos que son ganables y los que no, bueno, perderlos lisa y llanamente. Es nuestra realidad y espero que no la olvidemos. Es mejor ilusionarse con el mundial cuando ha costado mucho llegar a él, que pensar que les ganamos a todos y que en Sudáfrica 2010 pasaremos por arriba de cualquier plantel.
En 1982 el golpe fue fuerte. Como dice Cortéz: “...cuanto más alto volamos Mariana... nos duele más la caída...”
Chile volverá a perder y es bueno que así sea, no somos los mejores del mundo, sólo tenemos que llegar al mundial y ojalá sin contar los goles de otros, si no que con los nuestros y nada más. De ahí en adelante lo que pase en el mundial, será nada más que la consecuencia de un proceso bastante irregular. O sea, lo prefiero así, de otro modo, si nuestra selección va a tener un cometido constante, ideal sería que nunca perdiéramos.
Dije “ideal sería”. Dejémoslo así.
Espero que no pasemos el verano 2009 enrostrándole a los veraneantes argentinos lo que ocurrió el mes de octubre de 2008. Esa no es la actitud.
Pero igual les ganamos.

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