lunes, 27 de octubre de 2008

LA LEY SECA


En el noticiero de Chilevisión, este Sábado en la noche, mostraron una breve nota acerca del cierre de los locales que expenden alcohol, ya sean bares o botillerías. Esto a propósito de las elecciones municipales del día Domingo 26 de Octubre, lo cual por ley, provoca que desde las 00:00 hrs. del mismo día, no se pueda consumir ningún tipo de bebidas alcohólicas.
Como las 00:00 hrs. del Domingo, en estos tiempos, es la hora en que recién se está planificando el carrete del día Sábado, los periodistas del canal, se dieron una vuelta por algunos sectores de Santiago para recoger opiniones de locatarios y clientes, respecto de esta medida.
Han habido muchas elecciones desde el plebiscito de 1988 y ya todo el país sabe que la “ley seca” en la víspera de las elecciones, es una costumbre ya asumida. Ya todo el mundo se organiza para juntarse con amigos en casas particulares, en comidas o en simples carretes, sabiendo la razón y concientes de que no se puede salir a comprar alcohol después de las 00:00hrs.
En la nota, algunos locatarios o empleados decían que esto los perjudicaba, que el día sábado es el mejor de la semana y que perdían mucho dinero. Algunos jóvenes clientes también se quejaban y decían que esta era la hora en que uno recién salía a la calle, que el carrete empezaba tarde y que ahora (en el momento de la nota al cierre de los locales) no tenían dónde ir. Sólo una persona dijo que le parecía bien, que era un sólo día al año (y no todos los años) y que había que ir a votar así que era una buena medida.
A mi en lo personal me parece una medida justa, me parecería inconcebible que alguien llegara a votar en estado de ebriedad, no por su estado ni por su voto, si no por los problemas que puedan ocasionar quienes no tienen límites para beber y tienen siempre toda la disposición y la facilidad para crear dificultades donde no los hay.
Me parece ridículo que los empresarios de bares y pubs se quejen por perder un día de trabajo. Hace veinte años que esto funciona así y todos los que trabajamos los fines de semana asumimos en silencio que hay un día menos para nuestros bolsillos. Sin embargo todos tenemos que prepararnos para ello. Las elecciones no se programan de un día para otro y menos para perjudicar a los bares, por lo tanto, no puedo aceptar esas quejas.
Los reclamos de los clientes que “ingenuamente” se preguntaban qué hacer mientras cerraban los locales, merecen la misma crítica de mi parte. Claro que en este caso, se mostró a un público consumidor bastante joven, lo que me permite suponer que tal vez ni idea tenían de lo que ocurre este Domingo. También es probable que no estuvieran inscritos en los registros electorales y por lo mismo, es muy probable que no supieran que autoridades están postulando por su comuna.
Esto último es paradojal, pues cuando se establecieron horarios para el cierre de botillerías y locales nocturnos donde se consume alcohol, las autoridades de cada comuna, al menos en Santiago, actuaron de forma autónoma. Conocido fue el hecho de que cuando una comuna cerraba sus locales, todos emigraban a la comuna vecina que no tenía restricciones horarias en el tema.
Entonces, los niños que vi en las noticias, después reclaman porque no pueden tomar después de tal o cual hora, reclaman por sus libertades en el tema del carrete, pero no están interesados en elegir a las personas que toman esas decisiones en sus comunas. ¿Cómo lo sé? No lo sé. Pero si estuvieran interesados en sus autoridades, comprarían las chelas para tomárselas en su casa y se levantarían decentemente a votar al día siguiente, en lugar de quejarse en la calle por no poder carretear un día en el año.
Nada que discutir, yo no acepto esas quejas. Nos quedamos en casa, tomamos o no, da igual, nos levantamos a votar, nos limpiamos el dedito pulgar y luego a almorzar. Algunas botillerías abren el mismo Domingo en la noche, como forma de recuperar algo de lo perdido el sábado, y ahí estaré yo, esperando ese momento, con la cara llena de risa y sin quejarme por nada. Así disfruto un domingo tomando algo, importándome bien poco la montaña de porcentajes que mostrarán por televisión.

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