lunes, 20 de octubre de 2008

LOS 80, SEGUNDO CAPITULO


A pesar de que Don Francisco apareció en la pantalla de los televisores solicitando a los chilenos ayuda para la campaña a favor de los damnificados (“amplificados” como dice el niño de la serie) a causa del temporal del año 1982, pensé que podía haberse hecho alguna mención o algún recuerdo a Sábados Gigantes. Si bien es cierto, es un programa que ha sido transversal a cuatro décadas en nuestra televisión, también hay que decir que en los 80, ver este programa era casi un ritual en todas las casas la tarde del Sábado. Comenzaba a las dos de la tarde y sólo concluía con la llegada del noticiero central de canal 13. Más detalles no daré al respecto, pues me imagino que pronto será citado en la serie.
De igual manera, el revivido Festival de la Una es otro momento importante en el día a día de gran parte de los chilenos y, más allá de que se iniciara en 1978, completó su mejor etapa en la década de moda.
La serie dejó de lado el mundial de España en 1982, para concentrarse en la crisis económica y en los efectos colaterales que afectaron a la humilde familia protagonista, incluidos misteriosos personajes y dudosos comportamientos que no todos tuvimos la oportunidad de captar en ese tiempo, tal vez por lo ajeno del tema o por nuestra corta edad. En ese sentido, uno podría pensar que el primer capítulo fue un poco más popular en cuanto a signos fáciles de reconocer y asociar a nuestra vida cotidiana. Ahora, visto el segundo episodio, probablemente los temas irán girando hacia una cuestión social más ligada con las restricciones y dificultades con las que se topan algunos chilenos, así aparece la situación de la virginidad de la hija mayor de la familia y el uso de preservativos, sólo pensados como método anticonceptivo, no como una forma de prevenir el SIDA, eso no era tema. Pronto deberían aparecer algunos atentados, los cortes de luz, las bombas en torres de alta tensión, la muerte del recién citado (producto de los temporales) Intendente de Santiago Carol Urzúa en 1983, o la aparición de los profesores muertos, entre muchas otras imágenes fuertes de esos años.
Si lo vemos así, poco espacio debería tener dentro de la serie, la televisión y sus hitos, de no ser por las cadenas “voluntarias” que usaba el gobierno.
La Teletón ya era un evento nacional de magnitud importante y la serie lo reconoce así al mostrar a Don Francisco como rostro de solidaridad ante la catástrofe de las lluvias, sin embargo no se menciona el tema de los discapacitados o minusválidos (“lisiados” en ese tiempo) y la obra que los apoya y que se mantiene hasta hoy mismo.
Imagino que la serie tendrá esos vaivenes gráficos entre lo superficial de los medios y su efecto en la gente (que no es menos importante) y las cosas que no aparecían en la pantalla y que muchos sabían pero no podían mostrar. Ojalá que la dosificación de estos ingredientes sea en la medida real de los hechos y de forma paralela, que es como realmente ocurre todo. Un mismo día alguien podía atentar contra los derechos humanos anónimamente, mientras transmitían el Festival de la Una y otros volaban un poste del tendido eléctrico. Los taxistas eran introducidos en los maleteros de sus autos por encapuchados, el Jappening con Ja se adueñaba de las tardes dominicales y un día ajusticiaron a dos policías acusados de ser los sicópatas de Viña del Mar, sin saber, hasta hoy, si realmente eran ellos los culpables. Así también, un día, vi una maquina pequeña, sobre la cual se deslizaba con fuerza una barra con unos papeles. Esto tenía una información derivada de un trozo de plástico que era equivalente a una cantidad de dinero y con el cual se podía comprar sin tener billetes. Me tomó muchos años entender como funcionaba, ahora que tengo de esas, aun estoy en ese proceso.
Todo ocurre al mismo tiempo.
La nota que debo hacer respecto del capítulo recién emitido, tiene que ver con el vehículo que usaban estos misteriosos personajes que maltrataron al “revoltoso” trabajador de la textil. El auto era un Chevrolet Opala. No sé de que color pues vi el capítulo en un televisor en blanco y negro. Pero sí me fijé que en su parte posterior los faroles eran circulares y sólo dos. ¿Qué significa esto? Nada. El detalle es que la serie ya está empinándose hacia 1983, y en ese año, o con suerte el siguiente, la comitiva presidencial de Pinochet usaba en su totalidad autos Opala de un suave color amarillo, pero con sus faroles traseros horizontales, es decir, un modelo un poquito más nuevo.
En cualquier época y bajo cualquier gobierno, siempre va a ser raro poseer el modelo de vehículo que use el Presidente del país, sea cual sea.
Por un lado, podría tomar como un sutil error el uso (por parte de los misteriosos tipos) de un Chevrolet Opala, que mete mucho ruido, siendo que era un auto en pleno apogeo y además considerado como vehículo oficial del gobierno.
Por otra parte, y ya hilando más fino en el tema, tal vez los productores quisieron asociar intencionadamente a los misteriosos personajes, con el vehículo que usaban las autoridades de la época. Es una posibilidad, pero no los creo tan agudos, sobre todo porque se me ocurre que nadie estaba preocupado de los vehículos que usaba Pinochet y su seguridad.
Lo dejo planteado así: Si el Opala de la serie es amarillo (lo confirmaré después), no hay duda de la asociación que han intentado. Si es de otro color, me queda claro que fue una aventura elegir ese modelo, aunque no parece tan pulcro para ser un auto, al menos de 1979 (por los dos faroles traseros).
Un pequeño condoro.
Me gusta la serie.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El opala era color gris metálico. Y mas que fijarse en los detalles y especificaciones de marcas y modelos es muy importante fijarse en los hechos que se están mostrando. Era una realidad que seguí muy de cerca en lo personal y pude comprobar que era así. Aun cuando otros se escuden en que eran muy chicos o que estos episodios se vivían lejos de su realidad. Estos personaje "siniestros" que eran pagados por el estado y que se infiltraban en las universidades, sindicatos, empresas, etc. trabajaban orejeando y deslizándose por la ciudad en furgones utilitarios y vehículos con vidrios polarizados.Que servían de transporte desde el lugar de la detención hasta la casa de seguridad que estos personajes tenían. En Viña recuerdo que había una en la calle Habana en Recreo y una muy conocida en calle Alvarez.