viernes, 8 de octubre de 2010

INVASION CHUMBEQUE


Los “chumbeques”, están sobre poblando la ciudad.

Según pude leer rápidamente, esta palabra tiene su origen un un dulce o algo gastronómico relacionado a la zona norte de Chile o Perú. Más no sé.

Acá se le llama así a unos sitios en donde se apuesta con monedas.

Estos locales destinados al juego se están tomando cada rincón o local que pueda estar desocupado o por desocuparse.

Hasta un recordado bar en el que yo tocaba hace unos diez años atrás, en este momento se encuentra pintado de un llamativo color y lleno de estas máquinas.

La primera máquina que vi fue la famosa “cascada”, con un funcionamiento muy básico, que permite recaudar monedas sólo si la que uno deposita, cae en el lugar preciso y el momento justo para golpear al resto de las monedas.

De eso hace ya muchos años.

Ahora los sistemas se han sofisticado y los recintos también. Antes una o dos máquinas podían verse a la entrada (o salida) de una panadería o almacén. De un tiempo a esta parte se arriendan locales exclusivos en donde se instalan muchas de ellas y con diversos tipos de juegos.

Sólo en el centro de Valparaíso se han instalado dos locales que están convertidos en verdaderos casinos, con sus respectivas sillas altas, con permiso para fumar en su interior (lo que implicaría prohibición de entrar a menores de edad), alfombrados, con iluminación apropiada, etcétera.

Hace un tiempo, en la ciudad vecina de Viña del Mar, se prohibieron estas máquinas por ser consideradas “de azar”. Claro está que los juegos de azar se rigen por una ley especial y no pueden ser llevados a cabo en cualquier sitio sin autorización. O sea, están prohibidos. Por esta razón, en la ciudad jardín se incautaron y destruyeron muchas de estas unidades de juego. Mientras sus propietarios o inversionistas del rubro defendían la tesis de que se trataba de juegos “de destreza”.

Estando yo a kilómetros de entender el tema, me atrevo a postular que la sana “cascada” puede entrar en la categoría de juego de destreza, cosa que no me animo a afirmar pensando en otros juegos. Sobre la ley que regula esto yo no tengo ni idea, pero de que es un buen negocio, lo es. Sobre todo acá en el puerto, en donde no se han confiscado y al parecer eso no ocurrirá. Pagar un arriendo en calle Condell o en Av. Pedro Montt, no debe ser tan barato como para instalar estos verdaderos “casinos de pobres” que, dicho sea de paso, no están siendo visitados por gente de tan escasos recursos.

El negocio no me interesa, que la gente desperdicie su dinero ahí poco me importa. Lo que sí he reflexionado un poco, es que mientras estos juegos estén funcionando dentro de la ley, prefiero sin duda alguna que escondan las máquinas en estos recintos especialmente habilitados para ello, ya que es muy desagradable estar comprando algo o sólo pasando por un negocio y escuchar música de los teléfonos celulares acompañando el juego, además de varios socios del jugador, generalmente de aspecto, lenguaje y modos muy poco refinados. Sin ser discriminador, quien quiera jugar que vaya a esos lugares y que no contamine mi aire mi espacio y mis oídos, si es que yo no lo quiero.

Como decía alguien hace unos días, a propósito de la instalación de una disco gay en Viña del Mar, “es bueno que haya esos espacios, así se selecciona sola la gente y no incomodan al resto si no los quiere ver”. Algo así me pasa con los jugadores, más que con los juegos.

Otro día saldré a la calle a contar cuantas máquinas hay en un perímetro definido acá en el centro. Imagino que me sorprenderé, aunque hay otro detalle que no había mencionado, estos lugares nunca están llenos. Eso habla de lo rentable que puede llegar a ser incluso teniendo sólo dos o tres máquinas funcionando simultáneamente.

Tal como los edificios en la costa viñamarina, que nacen como callampas arrasando con tradicionales y bellas casas a causa de los millones de dólares que se recuperan con ese tipo de inversión, los “chumbeques” invadieron Valparaíso coartando la posibilidad de abrir cualquier otro tipo de negocio que de seguro sería mucho más aporte para los ciudadanos, con excepción de las farmacias y las importadoras chinas, que ya tenemos suficientes.

1 comentario:

Unknown dijo...

muy buena tu okservación jeje, a mi lo que me preocupa, y lo he visto de muy cerca, es como muchas dueñas de casa y trabajadores realmente se envician y se van quedando sin plata para pagar luz, agua o pan por estas maquinitas, apoyo el que las personas busquen una fuente de diversión pero hay algo de este que me da mala espina, saludos!