miércoles, 6 de octubre de 2010

MEDIDA A REVISAR


Y al parecer se tomaron alunas medidas.
Una de ellas, según pude apreciar en las noticias regionales, es poner restricciones para la realización de eventos masivos en la ciudad de Valparaíso. Claro, la Municipalidad busca evitar que se repitan los hechos del fin de semana reciente.
En esto estoy completamente de acuerdo. Si tuviera que plantear la relación costos – beneficios, cualquiera podría ver que los veinte millones de pesos en daños que sufrió la ciudad y los veintiún detenidos que hubo, no compensan el beneficio que tiene para la población porteña la realización del “carnaval de los mil tambores”. Por lo demás, desconozco si como proyecto, tiene algún tipo de evaluación o estadística que lo soporte y que demuestre lo bien que le hace a Valparaíso.
La otra medida a tomar, se refiere al cambio del horario de cierre de las botillerías en la ciudad.
Acá hay algo que apuntar.
A fines de la década de los 90, se modificó la ley de alcoholes en lo relativo a los horarios en que se expendía a público. La restricción significó que de ahí en adelante (fecha exacta que no recuerdo), las botillerías debían cerrar de de domingo a jueves, a la 01:00 am, y los días viernes, sábado y vísperas de festivo a las 03:00 como máximo. También se estableció una excepción en esta regla, la madrugada del día 18 de septiembre y del 1 de enero, estos horarios no son rígidos.
Esta ley también definió el cierre temprano de locales nocturnos que expendían alcohol.
En ese momento se pretendió que la juventud no tuviera acceso fácil a las bebidas alcohólicas, lo que podría redundar en una baja en los índices de delincuencia en general, entre otros males.
El asunto es que la delincuencia y todos los problemas asociados al consumo de alcohol, sobre todo de noche, no tuvieron la solución que las autoridades esperaban. Aún no he visto estudios o investigaciones que demuestren que la delincuencia ha disminuido en el país, gracias a esta ley de hace más de diez años.
También es cierto que la gente ya se acostumbró a esta restricción. Bueno, nos acostumbramos.
Ahora la Municipalidad de Valparaíso está estudiando la posibilidad de cambiar especialmente estos horarios de atención de las botillerías. La idea es que durante la semana éstas cierren a las 22:30 hrs. y los fines de semana a las 00:00 hrs.
Como habitante del centro de la ciudad, y con cinco botillerías a dos cuadras de mi casa, puedo decir que no es la solución. Y no porque los desmanes ocurran a cualquier hora o cualquier día, sino porque en realidad, estas cosas no ocurren en Valparaíso. Yo he visto muchachos pateando y quemando basureros en la calle, he visto gente orinando en las cortinas de los negocios, pateando autos violentamente, pero casi siempre muy avanzada la madrugada, cuando los dueños de las botillerías ya están durmiendo. Pero esto ocurre en cualquier ciudad del país.
Todos sabemos que hay venta clandestina y que la gente bebe en los bares o saca botellas de ellos, por lo tanto eso no es la solución. Y se ha demostrado por muchos años.
Debo acotar que se mencionó en las noticias, que algunos empresarios del rubro presentaban quejas, lo cual es entendible. Lo raro es que uno de ellos es el encargado, o dueño (no sé qué es) de la botillería Caroca, en el centro de la ciudad, y resulta que ese local no abre los domingo y cierra todos los otros días a las 22:00 hrs. Es una anécdota que él proteste ante los medios por esta nueva medida si no le afectará en absolutamente nada.
Aprovecho de decirle al negro Castro o a sus asesores, que no es necesario restringir el horario todos los días del año. Yo ya he expresado mi molestia con respecto a estas actividades que no sirven para nada más que para justificar el consumo de alcohol y en la vía pública, por lo mismo, propongo que sólo se restrinja la venta y consumo de alcohol los días que se programan estos eventos.
Es verdad que apoyo el hecho que no se realicen, pero en caso de mantenerlos, sugiero que se prohíba la venta y consumo público de bebidas alcohólicas. Ojo, sólo esos días.
Me parece que los vendedores del rubro no pondrían tanta resistencia a una medida así. Es cierto que tampoco les conviene cerrar, pues sus ventas aumentan en estas ocasiones, pero quizás podrían pensar en el bienestar de la ciudad y así transar y no abrir esos días, a cambio de no tener que cerrar (por ley) más temprano el resto del año.
Conclusión, si es que esas desagradables manifestaciones se siguen realizando, que sea sin alcohol.
Me atrevo a decir que los “artistas culturales” del puerto van a quejarse.

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