martes, 12 de octubre de 2010

OTRA FAZ DE RECTO


El mismísimo día 18 de Septiembre, iba al interior de un microbús camino a Viña del Mar, a eso de las cuatro de la tarde, cuando en el sector de Recreo sube una lola de pelo claro, sin nada en las manos y, para que estamos con cosas, de una apariencia que no decía nada acerca de problemas económicos. Alcancé a notar que se generó una pequeña discusión entre ella y el chofer de la máquina, debido a que ella presentó su pase escolar al subir, con el evidente propósito de obtener tarifa rebajada.

En una rápida visión virtual al pasado, que se produjo en mi mente, recordé lo difícil que era pagar tarifa escolar en mis tiempos de joven estudiante.

Por ejemplo, cuando fui al funeral de Gabriel Parra, baterista original de Los Jaivas, tuve que andar con un cuaderno y un lápiz, para acreditar que andaba en gestiones relacionadas a mi colegio, aun cuando esa triste mañana de abril de 1988, me presente al evento proveniente de un ensayo de la banda de guerra de mi liceo. Lo mismo hice una tarde de ese mismo año creo, cuando me vine de Viña al Fortín Prat, a un concierto de Los Prisioneros. Sin cuaderno, prácticamente no eras estudiante. Ya un tiempo después, recuerdo aquellas tardes de cine, los días miércoles de 1990, cuando salíamos del aula Magna de la Universidad Santa María y bajábamos corriendo las escaleras hasta la Avenida España para subirnos a una micro antes de las 21:00 hrs., hora en que expiraba el beneficio de la tarifa rebajada. Y era complejo. Muchas veces teníamos que pelear unos minutos más o menos con el chofer y confrontar los tiempos de nuestros relojes sólo con el objetivo de no pagar más, sencillamente porque no teníamos más dinero (el cine también cobraba tarifa especial con el pase escolar de cualquier universidad).

Pasamos muchos malos ratos con los límites horarios de este beneficio, cuando los choferes se detenían pacientemente a leer la información de la credencial antes de recibir el dinero y dar el boleto.

Es cierto que los tiempos han cambiado y el beneficio se ha expandido en horario y en instituciones, ya que antes, los colegios y las nacientes universidades privadas no estaban incluidos.

Pero de un tiempo a esta parte creo que los jóvenes han adoptado una postura de rebeldía ante el beneficio, queriendo prácticamente disponer de un pase liberado para la locomoción colectiva. Es decir, contar con el beneficio sólo por el hecho de tener el “estatus” de estudiante y no para facilitar sus actividades y desplazamientos.

En el contexto de que ser estudiante y sobre todo universitario, genera de por sí una necesidad de participar de algún conflicto cualquiera que éste sea, y además una inquietud por dejar huella o por conseguir logros extra académicos, siempre se encontrará alguna bandera de lucha. Una de ellas, la eterna pelea por la rebaja del pasaje escolar.

Pero resulta que si el estudiante, sólo por el hecho de serlo, pretende ir de vacaciones al sur, o a surfear, o a recorrer Chile con su pase escolar, no me parece tan justo. Sobre todo porque hay familias que sí requieren con mucha urgencia que sus hijos paguen tarifa rebajada, más aun cuando ya las mensualidades son altísimas y esto se transforma en gran ayuda. Pero si un grupo de universitarios se toman cinco litros de cerveza en un bar y luego se suben con un evidente hálito alcohólico a un bus mostrando el pase escolar, me parece un abuso.

Por eso no puedo aceptar que una estudiante, solamente acreditando que tiene esa cualidad, muestre su pase escolar para pagar tarifa rebajada el mismo día en que todo Chile estaba celebrando el bicentenario y nadie estaba asistiendo a clases en ningún lugar.

En esa ocasión, el chofer invitó a la joven a que leyera el aviso que tenía pegado a sus espaldas, cosa que ella no quiso hacer, aunque luego se sentara justo allí. El aviso es muy claro y aparece en esta fotografía.

Reproduzco el texto: “ATENCION ESTUDIANTES: EL PASE ESCOLAR PERMITE EL TRASLADO SOLO DE LOS ALUMNOS REALIZANDO VIAJES CON MOTIVOS DE ESTUDIO”.

Las palabras que puse en negrita, son las que en el aviso aparecen entre comillas. Yo habría cambiado el texto y habría usado la palabra “SOLO” a continuación de la palabra “VIAJES”. Pero bueno, más allá de eso, abajo me pareció ver que este mensaje cuenta con al apoyo del gobierno de Chile, aparece nuestro nuevo y controvertido logo en su parte posterior, además de un Decreto Supremo que no distingo.

En resumen, no es un aviso escrito con un plumón en la ventana ni en una hoja de cuaderno. Al parecer es oficial.

Y yo lo apoyo. Los estudiantes hoy más que antes, abusan de estos beneficios, como quedó demostrado con el sistema de becas alimenticias y que se transformó en una buena forma de comprar cerveza sin dinero.

Hay gente que de verdad necesita movilizar a sus hijos estudiantes de forma económica, mientras que otros pretenden hacer turismo con la credencial de descuento. Lo de esta niña me causó molestia, me parecía que ella podía pagar $ 380.- y no tenía necesidad de discutir con el chofer por ahorrarse $ 200.-

Me tinca que estuve frente a un exceso de personalidad.

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