sábado, 8 de marzo de 2008

¿Dónde estás tolueno?


Cuando chico, ante la imposibilidad de tener todo el tiempo zapatos nuevos de colegio o de vestir, se me hizo recurrente la imagen de mi papá arreglándolos, el característico olor a neopren invadía toda la casa. Así pasaron muchos años, hasta que pronto comencé a reparar yo mis zapatos. También en el colegio me encontré en la situación de hacer trabajos que requerían usar este pegamento. Claro, ya las cosas que tenía que pegar eran materiales un poco más fuertes que los que usaba en cursos anteriores, los cuales pegábamos con cola fría o con ese clásico frasquito transparente de goma de pegar. Años después apareció el “stick fix”, era más limpio, pero no pegaba bien.
Siempre me gustó pintar y desde pequeño crecí con el olor a esencia de trementina y a diluyente en mi casa, la pintura al óleo de mi papá que después yo aprendí, nos acompañó siempre. En la escuela sólo ocupábamos la témpera o la acuarela.
Si me voy más años atrás recuerdo los experimentos que hacía con la plasticina, siempre fue hedionda, pero me encantaba inventar formas, casas, hasta calles para mis autos.
Saltando en el tiempo a mi adolescencia, recuerdo en la universidad, lo importante que se hizo para nuestra carrera el uso del Agorex transparente. Un pomo que costaba la fortuna de $800.- y que a veces comprábamos entre dos o más compañeros. Imposible olvidar el aroma que tenían las piezas llenas de papeles y maquetas durante tres días y tres noches trabajando, entre alambres, mucho café, muy poca cerveza, dedos cortados y mucho sueño.
Ahora veo el cuidado que tienen las autoridades con los niños al prohibir el tolueno como compuesto en los pegamentos, o el plomo que se supone que tienen las témperas u otros materiales y me parece raro.
Todo tiene que estar bien rotulado, todo debe tener a la vista el detalle de sus componentes. Hay una preocupación que parece excesiva pero que me resulta comprensible si pensamos en el futuro de los niños.
Personalmente, yo no me siento traumado por la inhalación excesiva de agorex transparente, o por manipular plasticina con plomo, o por respirar el tolueno al arreglar mis zapatos. Si bien es cierto no terminé mi carrera, otros compañeros si lo hicieron, entonces no es un problema generacional. No sé si alguno de nosotros tiene más o menos neuronas o es más o menos inteligente.
A veces pienso en que las autoridades que han apoyado sus decisiones en investigaciones científicas, que demuestran los posibles daños al ser humano de determinadas sustancias, deben tener algún problema en sus cabecitas. Tal vez ellos tienen problemas motores o algún tipo de retraso provocado por esos componentes...
O por otros...
No olvidarse que la mayoría de nuestras autoridades ya pasó los 50 años de edad, lo que las sitúa a comienzos de los ‘70 con una edad promedio de 17 años. En aquel tiempo, era una buena edad para iniciarse en el consumo de una cantidad increíble de cosas. Así es que, ojalá que las autoridades no culpen al tolueno o al plomo de sus problemas con las neuronas y eso repercuta en las prohibiciones que existen hoy.
Extraño al tolueno, el aroma del agorex transparente ya no es el mismo de mi época universitaria.
Me gustaba escuchar al grupo Bread.
Estaba en segundo y Colo Colo fue el Campeón de la Copa Libertadores.
Ahí sí que tomamos cerveza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uuuuhhhhh... qué tiempos... tanta cerveza mientras yo trataba de terminar mi maqueta de Geometria Descriptiva con fondo verde junto a la Angela.... recuerdos en verdadera magnitud...


Cleito